La tribuna está feliz; una jugada magistral del gobierno de Peña Nieto puso a la mujer más odiada y poderosa del país (odiada por poderosa y más poderosa por odiada) tras las rejas. La cabeza de los periódico de hoy bien podría ser como de promoción de circo "como ustedes la quería ver". No hay remedio, hay en el ambiente una sensación de júbilo, de fiesta, de justicia, de venganza por ver tras las rejas a un personaje que sabíamos que gastaba de manera exagerada, ejercía el poder y la corrupción descaradamente y controlaba al gremio más grande a América Latina.
Pero hay que tener claro dos cosas. La primera es que Elba Esther era un obstáculo político para la reforma educativa, no por que se opusiera a ella (siempre fue suficientemente ambigua en ese tema), sino porque tenía que pasar por ella.
Deshacer el primer nudo permite ver los nudos que hay dentro. Pero quitar a Elba del camino no hace ni más fácil ni más viable la reforma educativa, porque cuando se tenga que apretar al gremio magisterial éste va a tomar la calle, como está ya sucediendo en varios estados del país. Además, el problema de fondo de la educación en México es una responsabilidad compartida entre los maestros y los padres de familia. Mientras dejemos la educación en manos de un gremio y no de una sociedad los cambios serán cosméticos.
Lo segunda cosa que no resuelve el arresto de la Maestra es el problema de los sindicatos de gobierno. Mientras la cuota siga siendo obligatoria, el sindicato siga siendo único y con cláusula de exclusión, el próximo dirigente sindical, sea quien sea, será un nuevo cacique, como sucedió con el Sindicato petrolero después del Quinazo, o con la misma Maestra después de derrocar a Carlos Jonguitud. Mientras no exista libertad sindical cualquiera que llegue a ese puesto es un "Chucky" en potencia (la referencia no es personal).
Si algo no podemos decir es que Peña no improvisó y que las señales de distanciamiento con Elba eran reales. Presionado por los empresarios el PRI rompió la alianza con el partido de la maestra (Nueva Alianza) unos días antes de lanzarse a la campaña; el día de la toma de posesión anunció una reforma educativa en la que la Maestra no estaba de acuerdo y luego la pasó por las cámaras sin tocar base con ella.
Antes que el frío de las esposas, Elba Esther Gordillo había sentido ya el frío de la presidencia.