Emocionan con Carmina Burana
La obra maestra de Carl Orff llenó el Teatro Nazas de música, y de pronto el tiempo regresó a la época medieval. Con Carmina Burana, la Camerata de Coahuila celebró sus primeros 19 años de existencia, bajo la dirección de Ramón Shade.
Sobresalieron las voces de la soprano Conchita Julián, el tenor Édgar Villalva y el barítono Guillermo Ruiz, intérprete que se apoderó del escenario con una majestuosa actuación
Basada en 24 poemas del Siglo XIII, Orff nos pasea por un mundo en el que la suerte juega un papel fundamental del ser humano. La cantata inicia con la popular O Fortuna, un canto a la diosa romana de la suerte, misma que se encarga de elevarnos sólo para luego dejarnos caer.
Luego del prólogo, la obra se divide en tres partes, En Primavera da comienzo con cantos que evocan a una aventura amorosa, en medio de danzas, coros y solos del barítono.
La segunda parte se traslada a En la Taberna, donde la bebida cobra un papel protagónico; en el mundo del hombre y sus excesos, hasta un cisne toma la palabra justo cuando es cocinado en un asador.
La última sección se llama La Corte del Amor. Aparece el contenido sexual de la obra contrastado con la voz de la soprano y el coro infantil. El barítono entra a escena una vez más con el objetivo de conquistar a su amada. Dos coros de varones intercalan cantos acompañados por piano y percusiones en la parte en que el encuentro de dos almas es inevitable; Venus ha triunfado una vez más sobre la virtud.
Para cerrar, se escucha una vez más O Fortuna. Quizá para no olvidar que la vida es precisamente una rueda de la fortuna.
El público agradece con aplausos. Se pone de pie para homenajear a los músicos, su director y las más de 170 voces que les han hecho trasladarse a una época mágica en poco más de una hora que duró el concierto.
La Camerata de Coahuila tocó las fibras más sensibles de los asistentes al auditorio. No conforme, corresponde a los varios minutos de aplausos con la interpretación de O Fortuna una vez más, ahora con los tres solistas al frente. Algunas personas que ya abandonaban el inmueble regresaron al escuchar de nueva cuenta los acordes.
Para la interpretación del trabajo más famoso del compositor alemán, la orquesta fue acompañada por los coros de la Escuela Municipal de Música Silvestre Revueltas, del Centro de Estudios Musicales de Torreón, del Colegio América, la Coral Palestrina y un grupo de niñas del coro del Colegio Cervantes, además de los tres solistas.
Niños, jóvenes y familias enteras acudieron para presenciar el majestuoso concierto. En una pantalla gigante, se podía leer la letra en español de las piezas escritas latín, alemán antiguo y francés medieval.
La primera de las dos presentaciones de ayer en el Teatro Nazas, programada a las 12:00 p.m., sufrió un retraso de 20 minutos; el público asistió en buena medida, aunque no llegó al lleno. Más tarde, poco antes de las 21:00 horas y con el boletaje totalmente agotado, la orquesta volvió a presentar el mismo espectáculo también con gran éxito.
La soprano Conchita Julián estudió en la Escuela Superior de Canto de Madrid. Ha compartido escenario con artistas como Plácido Domingo, Ramón Vargas y Fernando de la Mora. En 2011, cantó la Cuarta Sinfonía de Mahler con la OSG en el Teatro Principal.
El tenor Édgar Villalva inició sus estudios de canto en el Conservatorio de las Rosas. Ha estado bajo la batuta de grandes directores como Jean Paul Penin, Fernando Lozano y Juan Carlos Lomónaco. A partir de noviembre de 2012, forma parte del Coro de Madrigalistas del Instituto Nacional de Bellas Artes.
El barítono Guillermo Ruiz inició sus estudios musicales en la agrupación coral Solistas Ensamble del Instituto Nacional de Bellas Artes en la Ciudad de México. Ha sido dirigido por directores de talla internacional como Enrique Bátiz, Alfredo Sillipigni y Francisco Savín.