Emotivo y triunfal, el adiós de Rafael Ortega

El diestro tlaxcalteca Rafael Ortega se despidió ayer con gran éxito de la Plaza México y compartió, al final, la salida en hombros con el español Juan José Padilla, al repartirse el triunfo en la novena corrida de la Temporada Grande 2013-14.

Ortega se llevó dos merecidas orejas y un rabo más simbólico que necesario, mientras Padilla cosechó un par de trofeos, para repartirse esta salida por la Puerta Grande del coso monumental capitalino.

Alternó también ayer por la tarde el joven capitalino Salvador López, quien confirmó su alternativa con una actuación digna y valiente, en la que los dos rivales que enfrentó poco le ayudaron en su intento de triunfo.

Se lidiaron ejemplares de la dehesa de Los Cués, todos de buena presencia, pero con un escaso juego, bastante irregulares y complicados, lo que malogró, en parte, la tarde.

Antes de la corrida se dio un emotivo momento, luego que el matador capitalino Juan Luis Silis, quien se recupera de una terrible cornada en el cuello y cara, y que estaba programado para lidiar ayer, se hizo presente en el ruedo para regalar un capote de paseo a Padilla, con la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Luego, el torero jerezano correspondió el gran detalle a Silis al brindarle su primer toro de la tarde, en sincero agradecimiento por el emotivo regalo que recibió del mexicano.

Ortega lidió a "Siemprevivo", de 496 kilos, con el que logró una labor completa en los tres tercios, en especial con las banderillas, tras dejar tres pares lucidos, valientes y bien colocados. Ya con la muleta fue más entrega y ganas, ante un toro sin juego ni emotividad, al que tardó en matar, para irse con algunas palmas.

Con su segundo toro, último de su carrera en la Plaza México, "Ferruco", de 490 kilos, Rafael Ortega logró una emotiva faena, variada y de mucha estética, en la que estuvo acompañado por las tradicionales "Golondrinas" y los sentidos olés del público capitalino, que lo despidió con enorme cariño y respeto.

Lució en la puesta de banderillas, mientras con la capa y muleta mostró temple, valor y arrojo, tras hilvanar variadas tandas ceñidas y bien rematadas ante los olés de la gente.

Mató con un espadazo certero y se llevó las dos merecidas orejas, en tanto, el rabo fue más un premio que el juez de plaza le entregó de forma más personal que unánime.

En un gesto de honestidad, Ortega dio su última vuelta al ruedo en el coso de Insurgentes sólo con las dos orejas en mano, mientras el rabo lo entregó a su cuadrilla, lo que celebró con beneplácito el público, que lo despidió con aplausos y gritos de "¡torero, torero!".

Padilla lidió a "Brujito", de 480 kilos, con el que mostró mucha entrega y pundonor ante un toro soso, débil y sin juego, pero al que obligó a pasar por su muleta, hasta completar un trasteo digno y templado, mismo que coronó con un espadazo para cortar la merecida oreja.

Con "Agradecido", de 514 kilos, Padilla volvió a sufrir de más ante otro toro sin juego ni emotividad, de ahí el gran mérito que tuvo el jerezano por hacer faena, la cual remató de nueva cuenta con otro espadazo certero, que le valió para cortar su segunda oreja y ganarse la salida en hombros.

Salvador López confirmó su alternativa con "Secreto", de 517 kilos, toro que brindó al aún lesionado Juan Luis Silis.

El diestro tlaxcalteca Rafael Ortega se dijo un privilegiado y, además, bendecido, tras lograr y concretar muchas metas en su carrera y a nivel personal, por lo que se retiró ayer de la Plaza México muy agradecido con toda su afición.

Al término de la corrida el coleta aseguró que "me voy feliz, pero también muy triste, son sentimientos encontrados y muy normales en una tarde llena de nostalgia para mí".

"Me llevo todo el cariño y respeto que siempre me ha dado este maravilloso público".