Abierta la gran expectativa con el regreso del PRI a Los Pinos, "el momento de México", vaticinaban los rotativos internacionales, ahora resulta que el sector que se llevaría el premio mayor, la construcción, está resultando el más golpeado. El mártir del sexenio.
Ubicada en recesión desde diciembre del año anterior, la actividad descendió en septiembre pasado 8.3 por ciento, su caída mayor desde abril del 2009, cuando el descenso alcanzó 9.5 por ciento.
En agosto la baja fue de 6.5, profundizando un desempleo que alcanza cifras de cinco dígitos, 250 mil plazas perdidas, según los cálculos más conservadores.
Aunque en el tercer trimestre del año el gobierno, finalmente, empezó a soltar el gasto, logrando contener la posibilidad de recesión global, la acción no alcanzó a levantar al herido.
No hubo tiempo, pues, de cubrir el farragoso proceso de las licitaciones públicas para obras de infraestructura. Se esfumó la posibilidad de iniciar el trazo para un nuevo aeropuerto capitalino; de detonar la construcción de vivienda vertical en los núcleos urbanos; de iniciar las rutas ferroviarias de pasajeros México-Querétaro y México-Toluca… y aún de cimentar las plantas para la nueva refinería de Tula.
El primer año del presidente Enrique Peña Nieto no tendrá referencia en el ámbito de las grandes obras.
El fiasco se hace mayor si se considera que la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción auguraba que éste sería el "sexenio de la construcción".
El sueño, plasmado en un documento entregado en la Presidencia de la República, hablaba de una inversión en el período de 20.8 billones de pesos, de los cuales los particulares colocarían 23.40 y el gobierno 76.60.
La esperanza de la resurrección de la industria, tras dos sexenios de altibajos, planteaba la creación de millón y medio de empleos directos y 800 mil indirectos.
Más allá, la ilusión de las constructoras planteaba un colosal salto frente al patético rezago del país en materia de calidad de infraestructura. Del escalón 68 de un listado de 144 países, México se ubicaría en el 25.
El avance, pues, sería de 43 peldaños.
La magia alcanzaría actividades en condiciones aún más patéticas que el promedio, por ejemplo suministros eléctricos, colocado en el escalón 79; telecomunicaciones, ubicado en el 77; además de carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos…
La sacudida levantaría al país de la postración ancestral en materia de infraestructura. Carreteras, con proa a puertos; líneas férreas con terminal en parques industriales; aeropuertos de primer mundo; hidroeléctricas de clase mundial… en un escenario que se reivindicaría el papel de la banca de desarrollo como promotora de crecimiento económico.
El caso es que el panorama es desolador.
Los números que planteaba la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción se volvieron quimera. En su fallida apuesta sexenal se planteaba un crecimiento en la inversión pública en términos del PIB del 4.6 al 8.2 por ciento, en tanto la privada saltaría del 10.1 al 12.6.
Del gran total que señalaban las expectativas del organismo encabezado por Luis Zárate, la cuarta parte, 5.3 billones de pesos, apuntaría la infraestructura en materia de hidrocarburos.
Más refinerías, pues, como la de Tula.
En la lista se planteaban, en paralelo, requerimiento de 1.8 billones para ferrocarriles; de 1.2 para agua; de 1.8 para aeropuertos; de 1.4 para turismo y otro tanto para vivienda; de 1.2 para telecomunicaciones…
La proyección hablaba de lograr un equilibrio no sólo entre los sectores sino entre las regiones del país y aun entre las empresas receptoras de los contratos.
La esperanza apuntaba a desterrar la falta de planeación del país hacia el largo plazo; de agilizar el cumplimiento estricto del ejercicio presupuestal; de proyectos ejecutivos de calidad con presupuesto suficiente para las partidas.
Lo bueno es que soñar no cuesta nada.
BALANCE GENERAL
En el obstinamiento del gobierno de compartir la renta petrolera con las grandes multinacionales del ramo, se barajan un doble juego de cartas. Un mazo hacia el interior del país, planteando un escenario patético de Petróleos Mexicanos, algo así como un inválido que reclama muletas de importación, y otro hacia fuera, que muestra a una paraestatal boyante…
De acuerdo a un documento que se muestra al capital extranjero, Pemex ha logrado abatir su costo de producción hasta volverlo comparable favorablemente con empresas de corte multinacional.
Mientras aquí se llega a 6.84 dólares por barril de petróleo, en firmas como Exxon alcanza 9.91; Total, 8.12; Ena, 10.82, y Shell 12.42.
Muy atrás se quedan la brasileña Petrobras, con 13.62 dólares, y la inglesa British Petroleum, con 12.80.
Y conste que hasta hace unos meses, cuando la producción era mucho mayor, se alcanzaba un nivel de sólo 6.12.
Más allá, los costos de descubrimiento y desarrollo de la paraestatal son comparables con los de firmas como Shell, Caneco, Chevron, Statoil, Ena, Bristish Petroleum, Petrobras…
Doble cara de la empresa pública.
GOLPE A HILASAL
En reclamo de un adeudo de ocho millones de dólares, la firma financiera de General Electric, GE Capital, logró la autorización de un juez para embargar la planta de la firma Hilasal Mexicana ubicada en El Salto, Jalisco.
El débito se arrastra desde hace tres años.
La orden del juez sexto de lo Civil del Distrito Federal la ejecutó, en su calidad de fiduciaria la filial hipotecaria del Banco Santander.
La planta había sido colocada como garantía de pago en el propio fideicomiso.
La ejecución del embargo la atestiguó el actuario del Juzgado Quinto de lo Civil del Primer Partido Judicial del Estado de Jalisco.
SENDA EN LA LONA
Cuesta abajo en su rodada, el grupo transportista Senda reportó al tercer trimestre del año una contracción en sus ingresos y en paralelo un incremento en sus gastos, por lo que su utilidad resultó menor en 30 por ciento a la registrada en el 2012.
La liquidez de la firma es de sólo 109 millones de pesos, con la novedad de que la mayor parte se explica por un incremento en el financiamiento de los proveedores, no por una mejora de los resultados operativos.
Lo grave del caso es que la firma reconoce tener activos "reales" por dos mil 500 millones de pesos, frente a pasivos que alcanzan tres mil 600 millones.
De acuerdo a los expertos, el escenario es de quiebra técnica.
Y aunque la tabla de salvación sería ubicar un financiamiento, se ve difícil que éste llegara fácilmente, dadas las condiciones de la compañía.
OTRO TLC
Sin haber cimentado los 12 que tiene con 42 países, México negoció ahora un Tratado de Libre Comercio con Panamá, en la mira de que entre en vigencia a partir del primer día del año próximo.
Hasta hoy se ha cumplido sólo una ronda de negociaciones, iniciándose una segunda con temas como acceso a mercados, reglas y procedimientos aduaneros, defensa comercial, inversión, entrada temporal de insumos, servicios financieros, telecomunicaciones, propiedad intelectual y contratación pública.
