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En Alemania se discrimina

SE OFRECE COMO MODELO PARA ESTADOS UNIDOS, PERO SON MáS DUROS CON LOS MIGRANTES

Migrantes. Una familia de inmigrantes pasea por las calles de Berlín. Inmigrantes se han quejado de discriminación en Alemania.

Migrantes. Una familia de inmigrantes pasea por las calles de Berlín. Inmigrantes se han quejado de discriminación en Alemania.

AP

En las sombrías callejuelas de Berlín y otras ciudades de Alemania, mujeres con el cabello cubierto van al mercado a comprar carne de ternera y hojas de palma, mientras los ancianos pasan el tiempo en cafés, conversando y leyendo diarios en turco.

Más de 3 millones de personas de origen turco viven en Alemania, un legado que quedó del programa que implementó la Alemania Occidental durante la Guerra Fría para reclutar a gente extranjera como trabajadores temporales para reconstruir al país tras la Segunda Guerra Mundial.

Lo que comenzó como un programa temporal ha transformado la sociedad alemana al punto que hoy proliferan las mezquitas, las tiendas árabes y los restaurantes de comida árabe.

La experiencia alemana con los "trabajadores extranjeros temporales" podría servir de guía para Estados Unidos en estos momentos en que se debate una reforma migratoria, al iluminar el debate sobre otorgarle ciudadanía a obreros extranjeros no calificados, o si se deben otorgar más visas a extranjeros para que puedan trabajar. Décadas después de que concluyó el programa de trabajadores extranjeros, el país todavía hace esfuerzos por integrar a su población turca, el segundo mayor grupo de inmigrantes después de los alemanes venidos de la ex Unión Soviética o de otros países.

 ES DIFíCIL DECIR QUE SE TIENEN QUE REGRESAR

"Cuando un país atrae inmigrantes para trabajar, es muy difícil decirles después que se tienen que regresar", dice Goecken Demiragli, una trabajadora social cuya abuela vino a Berlín desde Turquía en 1968. "Ese fue el gran error, pensar que si no los necesitamos, se van a ir".

Al comienzo, Alemania no pensó que necesitaría darle un proceso de integración a los inmigrantes.

Los alemanes estimaron que el sistema rotatorio de trabajadores temporales, en el que obreros de Turquía, los Balcanes y el sur de Europa trabajarían en las fábricas y después de un par de años se regresarían a sus países, y serían reemplazados por otros inmigrantes en caso de necesidad.

Pero los empresarios de las fábricas se cansaron de tener que entrenar a otra ola de obreros cada dos años y persuadieron a las autoridades a aprobar las prórrogas de las visas.

Muchos inmigrantes, especialmente jóvenes turcos que huían del sofocante desempleo en su país, optaron por quedarse en Alemania, trajeron a sus familias y echaron raíces y construyeron sus vidas, a pesar de la discriminación en la educación, la búsqueda de vivienda y la búsqueda de empleo.

Aunque los inmigrantes podían obtener la residencia legal, no podían solicitar la ciudadanía hasta 15 años después de residir en el país, aunque luego el plazo fue reducido. Debido a que no sabían alemán y no había asistencia del estado para aprenderlo, se les hacía difícil conseguir empleo o cupos universitarios.

Como resultado, la comunidad turca permanece como una de las menos integradas de la sociedad alemana, según el Instituto de Berlín para la Población y el Desarrollo.

 LOS CULPAN POR AISLAMIENTO

Los críticos de la inmigración culpan a los propios turcos por su falta de integración, afirmando que se aíslan, se niegan a abandonar sus tradiciones rurales y se niegan a aprender alemán y a aprovechar las oportunidades educativas. Señalan que más del 90% de los matrimonios turcos se da entre sí, lo cual es en parte debido a las restricciones en contra de casarse con gente fuera de su religión.

A lo largo de los años, la existencia de una sociedad paralela y marginada, con un idioma distinto, con costumbres distintas y religión distinta, ha generado reacciones adversas en un país que usualmente no se considera un nido de inmigrantes.

Grupos neonazis, en su campaña antiinmigración, han enfocado su ira contra los turcos

Otros culpan a los sucesivos gobiernos alemanes por negarse a reconocer la gravedad del problema y por implementar sólo en los últimos años programas para combatir la discriminación, enseñar el idioma alemán y facilitar la naturalización.

Entretanto, una generación entera de inmigrantes se crió con el sentimiento de sentirse foránea, aislada, viviendo en guetos y privada de participar en la política nacional. Incluso gente turca ya asimilada y educada opina que el estigma sigue vivo.

"Hay esa idea como que no somos iguales que los demás", dice Demiragli, la trabajadora social, quien nació en Alemania, pero no obtuvo la ciudadanía hasta que cumplió los 16 años. "Es un sentimiento que le va creciendo a uno por dentro si uno no tiene unos padres que lo apoyen y que le digan que todo el mundo es especial".

Los casos de discriminación evidente han disminuido desde los años 70 y 80, cuando había anuncios de ventas de viviendas en los diarios alemanes con frases como por ejemplo "Sólo para alemanes" o "No se permiten extranjeros". Sin embargo, inmigrantes turcos siguen quejándose de barreras aunque más sutiles.

"Ahora es algo más escondido", dice Bekir Yilmaz, director de una organización comunitaria turca en Berlín. "Si por ejemplo uno está buscando vivienda y uno habla bien el alemán, por teléfono dicen que todo está bien, pero cuando vas en persona te dicen "oh, disculpe, el apartamento ya se vendió".

Yilmaz cree que el problema ha empeorado desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, que empañaron la imagen de los musulmanes.

"Antes el enemigo era el comunismo, pero ya el comunismo se fue, ahora son los musulmanes", dijo Yilmaz. "Los turcos en Alemania no son enemigos de nadie. Han vivido aquí durante años, sus hijos han nacido aquí. Es algo que no se ajusta a la realidad".

Las actitudes de los alemanes hacia los inmigrantes y hacia el derecho a la naturalización también han sido un obstáculo para una integración plena. Aunque el modo de pensar de los alemanes está evolucionando, Alemania nunca se ha considerado un crisol de inmigrantes, como sí se considera Estados Unidos. En la sociedad alemana, lo que se valora es la conformidad.

A diferencia de Estados Unidos, Alemania no le otorga ciudadanía automática a los que nacen en suelo alemán. Aunque el proceso de naturalización ha sido abreviado, aún toma años y se necesita saber el idioma y la historia de Alemania para ser aprobado.

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