En estos últimos días se ha escuchado mucho en diferentes medios nacionales sobre el apagón analógico, que tendría lugar en Tijuana el 28 de mayo y que la Cofetel aplazó al 18 de julio a petición de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
El apagón analógico consiste en suspender la transmisión y recepción de la televisión por ondas de radio que hasta ahora viajan hasta las repetidoras y se retransmiten hacia otros lugares del país. Así la señal televisiva de ahora en adelante se transmitiría mediante la Televisión Digital Terrestre, que se transmite por estaciones repetidoras terrestres. De esta manera la calidad de imagen y sonido mejorarán. Otro aspecto importante será que la banda radioeléctrica que hasta ahora se usa para la transmisión, se liberará y de esta manera se podrá emplear para servicios de banda ancha de Internet. También otro beneficio será que podrá haber mayor cantidad de canales digitales.
Sin embargo, para dicho beneficio se necesita un televisor moderno que capte dicha señal digital o en su defecto el aparato decodificador para que convierta los códigos binarios en sonidos e imágenes. En el caso de Tijuana que sería el lugar-piloto en donde empezaría dicho apagón, las cosas no salieron bien.
Una empresa fue la encargada de dar los decodificadores a los hogares y afirmó que el 93% de los hogares ya contaban con dicho aparato (y el otro 7%, que son cerca de 14 mil personas, bien gracias) por lo que ya se pretendía llevar a cabo dicha acción que ya se había pospuesto anteriormente.
Además no contaban con que la señal no sólo abarcaba al municipio de Tijuana, sino que incluía a otros como Rosarito y Tecate, en este último el presidente municipal afirmó que nadie le avisó y que no sabían dónde obtener las "cajitas". Todo lo anterior ha creado una serie de contradicciones entre la Cofetel, los gobiernos municipales de dichos lugares y la empresa encargada de dar los codificadores.
Es importante que se hagan acciones por mejorar a nuestro país y por hacer que México entre a una etapa de modernidad y tecnología, pero lo que no se vale es que se hagan las cosas mal hechas y como dirían coloquialmente "al ái se va", son pocos los gobiernos en sus tres órganos que en sus acciones hacen las cosas bien en lo que se refiere a proyectos y obras.
Nuestro país se merece que las cosas se hagan bien y que por lo menos los ciudadanos tengan conocimiento de lo que se va a hacer y sobre todo se les informe de las acciones que se harán, pues al final de cuentas los beneficios deben ser para ellos.