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En las aulas del cine

CINE

El club de los cinco, 1985.

El club de los cinco, 1985.

Arturo González González

Así como en la vida real, en la pantalla grande las aulas, los pasillos y los patios de las escuelas se muestran como escenarios perfectos para que se desenvuelvan las más dispares historias. De lo trivial a lo dramático, de lo hilarante a lo romántico: todo puede pasar antes de que suene la campana.

Es difícil imaginar el mundo moderno sin las escuelas, pues en ellas pasamos la mayor parte de nuestra infancia, adolescencia y juventud. Ahí adquirimos un buen número de nuestras referencias morales e intelectuales. Y más aún: la mayoría construye tras los muros las amistades que conservará el resto de su existencia.

En notable medida, somos consecuencia de lo que vivimos en el colegio. Y esta relevancia no ha sido ignorada por el cine, la industria experta en detectar los temas que más atraen al gran público, el cual en definitiva disfruta de verse reflejado en las producciones de tintes escolares. Desde la más inocente comedia romántica hasta la más cruda tragedia, dramas inspiradores y retratos de hechos reales, son varios los autores que han llevado a la pantalla historias en donde la escuela más que un contexto, es una protagonista.

DE LIBROS, RISAS Y AMORES

Al pensar en filmes vinculados a las aulas uno de los primeros que vienen a la mente es el entrañable Instituto Rydell, lugar de reencuentro del rebelde Danny Zuko (John Travolta) y la ‘niña bien’ Sandy Olsen (Olivia Newton-John) en el musical juvenil Vaselina (Grease, Randal Kleiser, 1978). Es el marco en el que se desarrolla el resurgimiento del amor de verano de los estelares y la actividad de las pandillas a las que ambos pertenecen. La película es hoy el clásico de clásicos del género. Incluso fue parodiado de cierta manera en Llora nena (Cry-Baby, John Waters, 1990), cinta en la que Wade Walker (Johnny Depp), alias Cry-Baby y miembro de la banda de renegados de los Drapes, se enamora de Allison Vernon-Williams (Amy Locane), de los Squares. El colegio de Baltimore es testigo de su peculiar amor no aprobado por los amigos de Allison. Y aunque no tuvo un buen recibimiento en su momento, se ha convertido en un filme de culto dentro de la comedia musical.

También básica entre la filmografía sobre adolescentes es El club de los cinco (The Breakfast Club, John Hughes, 1985), en la que Emilio Estevez, Judd Nelson, Molly Ringwald, Anthony Michael Hall y Ally Sheedy interpretan a cinco estudiantes estereotipo que nunca convivirían por voluntad propia. Sin embargo, un castigo escolar los orilla a reflexionar quiénes son en realidad.

Aunque en apariencia este tipo de largometrajes son catalogados como ‘ligeros’, sus raíces pueden sorprender. Ni idea (Clueless, Amy Heckerling, 1995), estelarizada por Alicia Silverstone, Stacey Dash y Brittany Murphy, muestra los conflictos emocionales de las chicas superficiales de la clase alta en un instituto californiano. Pero la propuesta resulta interesante al ser una parodia de la novela romántica Emma, de Jane Austen. Otra exitosa película que asimismo retoma para su argumento una obra clave de la literatura es 10 cosas que odio de ti (10 Things I Hate About You, Gil Junger, 1999), inspirada en La fierecilla domada de William Shakespeare. Heath Ledger, Julia Stiles y Joseph Gordon-Levitt encabezan esta comedia romántica desenvuelta en una típica secundaria norteamericana, en torno a las andanzas amorosas de dos hermanas de temperamento muy diferente, marcadas por los designios de su padre: la menor sólo tendrá permiso de salir con un chico cuando la mayor lo haga. Sin duda una de las grandes cintas del género.

No podía faltar el humor negro, presente en Malas enseñanzas (Bad Teacher, Jake Kasdan, 2011). En ella una educadora sin escrúpulos hace lo posible por sobresalir en una secundaria pública, conseguir el suficiente dinero para someterse a una cirugía estética y de paso conquistar al maestro más guapo... aunque termina enamorada de otro. Esta producción en la que participan Cameron Diaz, Justin Timberlake, Jason Segel y Lucy Punch, explora las rivalidades y egos del profesorado norteamericano.

HONOR EN LA ACADEMIA

Más allá de la diversión y el romance en los salones de clases, hay cineastas que han buscado plasmar situaciones emotivas, o privilegiar el honor, los valores y la edificación moral como ejes centrales.

Uno de los filmes escolares más destacados en este renglón es La sociedad de los poetas muertos (Dead Poets Society, Peter Weir, 1989), que con actuaciones de Robin Williams, Ethan Hawke y Robert Sean Leonard, narra la entrañable relación entre un profesor de literatura y sus alumnos, en una academia caracterizada por su rigidez. La cinta provocó tal impacto que obtuvo galardones como el BAFTA a la mejor película y mejor banda sonora, y el Óscar al mejor guión original, entre otros.

El rechazo entre estudiantes es también un tópico infalible. Ejemplos de calidad los encontramos en Código de honor (School Ties, Robert Mandel, 1992), la cual aborda la discriminación en las instituciones educativas de prestigio, a través de la historia del joven clasemediero David Greene (Brendan Fraser), desdeñado en un exclusivo colegio privado en los años cincuenta, por ser judío. O en Con honores (With Honors, Alek Keshishian, 1994), donde el repudio es para el vagabundo Simon Wilder (Joe Pesci), quien a su vez dejará una enseñanza moral en el universitario Monty (Brendan Fraser), cuando la única copia de su tesis cae en manos del indigente.

Para abordar los aprendizajes de manera ejemplar, otro paradigma es Lección de honor (The Emperor’s Club, Michael Hoffman, 2002), protagonizada por Kevin Kline en el rol de un idealista catedrático de Historia en una prepa norteamericana, obligado a lidiar con la deshonestidad de un chico de su clase, hijo de un influyente político.

Mención aparte merece la emblemática Perfume de mujer (Scent of a Woman, Martin Brest, 1992). Si bien el grueso de su trama se desenvuelve en la mágica ciudad de Nueva York, parte nuclear de la historia es el conflicto que Charlie Simms (Chris O’Donnell) enfrenta en la escuela, y que tiene su clímax con el apasionado discurso del teniente coronel Frank Slade (Al Pacino), durante la audiencia de Charlie ante la junta disciplinaria de la escuela.

ALUMNOS DIFÍCILES, MAESTROS PERSISTENTES

Si interactuar con un estudiante difícil garantiza un dolor de cabeza, cuán peor puede ser estar a cargo de un grupo de renegados y desordenados. Tal es el caso de Mark Thackeray (Sindey Poitier) en Al maestro con cariño (To Sir, With Love, James Clavell, 1967). Ingeniero desempleado, Thackerray ingresa como profesor a una escuela de los suburbios de Londres; ahí tendrá que ganarse la confianza del difícil alumnado.

Ahora bien, ¿cómo enseñar cálculo a un montón de rebeldes malencarados? Quien lo sabe es el maestro Jaime Escalante (Edward James Olmos), cuya hazaña fue llevada a la pantalla en la imperdible Con ganas de triunfar (Stand and Deliver, Ramón Menéndez, 1988). Mientras que en Mentes peligrosas (Dangerous Minds, John N. Smith, 1995) el ‘coco’ de los alumnos son las letras, sobre todo con la llegada de la nueva profesora: Michelle Pfeiffer, quien interpreta a una marina retirada que intenta enseñar Literatura Inglesa en la high school de un barrio problemático, y afrontará una doble tarea: aleccionar a los jóvenes en poesía, sino de enseñarlos a creer en sí mismos.

LECCIONES ESPINOSAS

Otros argumentos dramáticos se encierran en los pasillos escolares y, a veces, con las personas más inesperadas. Como ejemplo está el buen Will Hunting (Matt Damon) en Mente indomable (Good Will Hunting, Gus Van Sant, 1997), un perturbado conserje del MIT que resulta ser un genio para las matemáticas y a quien de pronto se le ofrece la oportunidad de explotar su talento. El largometraje presume un excelente guión, buena dirección y magníficas actuaciones tanto de Damon como de Robin Williams y Ben Affleck.

Sorprendente resultó la manera en que se abordó el espinoso escenario del embarazo de una estudiante en Juno (Jason Reitman, 2007), estelarizada por Ellen Page, Michael Cera y Jennifer Garner. Con un fino manejo del humor, la película trasciende el mero panfleto moralino para mostrar una realidad que se repite en adolescentes de todo el mundo.

Pero si de escenarios cotidianos y problemas se trata, Elefante (Elephant, Gus Van Sant, 2003) no tiene parangón. Aquí el espectador debe encarar la historia de los chicos que perpetraron la matanza de la secundaria de Columbine en 1999. El planteamiento del director hace imposible no engancharse al menos un momento con la polémica que despierta el manejo de armas de fuego en Norteamérica.

MATERIAS EN RENOVACIÓN

Sea cual sea la historia de fondo, es el enfoque de los realizadores el que permite a las películas situadas en escuelas mantenerse entre las favoritas de la audiencia. Resulta imposible no mencionar que precisamente gracias a esta clase de producciones, un sinfín de histriones ha llamado la atención de la crítica y sobre todo, conquistado a los espectadores. Y casi siempre pasa lo mismo que en la vida real: si el actor o actriz se gana nuestra simpatía con su ‘etapa escolar’, seguramente querremos seguirle la pista el resto de su trayectoria.

Twitter: @Artgonzaga

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