'Tengo más el compromiso de dar la cara por el país, decir yo quiero que México suene bien, que no todo son asaltos, narcotráfico, malas noticias', comentó Aída Román. (El Universal)
Ni en sus mejores sueños imaginó lo que estaba a punto de vivir. La arquera Aída Román se había preparado a conciencia para Londres 2012; ella sabía que estos eran sus Juegos, el 2 de agosto sería su día.
"Sé que iban a estar muy fuertes, muy intensos, pero a la vez sabía que nosotras, la Selección Mexicana, teníamos todo para ganar. Lo buscamos primordialmente en equipo, no se dio, pero traíamos el chip de una medalla, traíamos esa mentalidad", señaló.
El capítulo final estaba a punto de escribirse y aunque a la arquera mexicana le hubiera gustado cerrarlo con broche de oro, ya estaba marcado que se quedaría con la plata; el viento, comparte, no estuvo a su favor en esa última flecha que definió la muerte súbita ante la surcoreana Ki Bo.
"Dije ‘¿qué pasó?' Yo sabía que iba a caer en el amarillo, estaba enojada por el hecho de que no había caído en el amarillo, pero también muy contenta y satisfecha de todo el trabajo que había logrado porque se dice fácil una medalla, pero no fue nada fácil, fue difícil, estuvimos a punto de no ir a Juegos Olímpicos; fue muy impactante ya tener esa medalla y decir ‘gracias señor, misión cumplida'", aseveró.
A su vez, Mariana Avitia se había colgado el bronce, y con ello, el podio presumiría por primera vez en la historia de esta disciplina a dos mexicanas.
"Ninguna latina había tocado un pódium y menos dos, y menos mexicanas, era demasiado impactante para el tiro con arco ver que dos mexicanas en individual, compitiendo contra coreanas, las mejores del mundo, estaban en lo más alto, para nosotros fue lo mejor que había visto en toda mi vida", recuerda.
La atleta no sólo pensó en que cambiaría la historia de este deporte, sino que además contribuiría con su granito de arena a mejorar la imagen gris de nuestro país en el extranjero, donde se habla mucho de la delincuencia que impera.
"Tengo más el compromiso de dar la cara por el país, decir yo quiero que México suene bien, que no todo son asaltos, narcotráfico, malas noticias; demostrarle al país que hay otras opciones de vida y mucho mejores y más sanas es algo bien padre".
Aída es otra. Ahora, con el compromiso que implica ser una medallista olímpica grita firme a los cuatro vientos: "Mucha gente dice ¿cómo dedicarte al deporte si del deporte no se vive? Sí, sí se puede vivir bien y yo lo estoy haciendo, lo estoy viviendo en mi deporte". Firme alza la mirada, presume su histórico logro y se prepara para lanzar su próxima flecha.
