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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

José Luis Herrera Arce

Liberales y conservadores, capitalismo y comunismo

Tendemos a clasificar las cosas con la finalidad de sentirnos mucho más seguros. Tal vez tengan razón aquellos que dicen que la sociedad nos administra el pensamiento con el fin de darnos confianza y hacernos aceptar el estado de cosas, rechazando las que se oponen a una determinada organización social. Lo que se haga de parte de quien se dice el bueno siempre será bueno y lo que hagan los otros siempre será malo o será sospechoso. Ya vemos las declaraciones de Marcos en contra de la lucha contra el hambre. Lo mismo podríamos decir de la satanización del comunismo que se hacía en los Estados Unidos en los años cincuenta, que se convirtió en una gran cacería de brujas.

Nos han clasificado el pensamiento: en el siglo XIX los liberales y los conservadores, quienes los buenos quienes los malos. En el siglo XX, el capitalismo y el comunismo. En el siglo XXI, occidente y el mundo árabe musulmán.

Los liberales en busca de la libertad que se pretendió absoluta: su célebre principio: dejar hacer dejar pasar, donde se pedía que el estado casi no interviniera en las relaciones comerciales de la sociedad dejando que las leyes de mercado, que se decían leyes de la naturaleza, establecieran el deber ser. Lo que se ha venido a convertir, para mi gusto, en que el pez grande se come al chico y llevado a los excesos, la ideología en la cual se basa nuestra actual inseguridad social que está muy emparentado con el fascismo de los años treinta y cuarenta. Sin embargo, no es posible negar que el liberalismo produjo los grandes movimientos de la primera mitad del siglo XIX comenzando con la independencia de los Estados Unidos, La revolución Francesa, y la independencia de las colonias americanas.

Se luchó en contra de los conservadores, los estados absolutistas. La nobleza y el poder de la iglesia que brillaron ampliamente en el período histórico que llamamos la edad media, donde por temor al pensamiento que ponía en duda las verdades claras institucionales se impidió pensar o disentir. Las clases privilegiadas quisieron mantener sus privilegios construyendo una sociedad inamovible donde el hambre de los muchos servía para satisfacer la saciedad de los pocos. ¿De dónde surgió la nobleza europea? De los Carolingios que, antes fueron los mayordomos de los Merovingios y que los destronaron para ocupar su lugar. Una familia que gobierna países sin ser autóctono de los tales: Los Borbones provienen de la casa de Navarra. Son reyes Franceses y Españoles, (y otros países). ¿Cuáles fueron las cabezas brillantes para gobernar? ¿Luis XIV, el rey Sol, de Francia? ¿Carlos III en España? En realidad Perdieron un país, Francia (Luis XVI) y las colonias del otro (Fernando VII) por su testarudez del absolutismo. ¿De dónde, pues, el privilegio?

El capitalismo es el que nos mantiene donde estamos. Hijo del liberalismo ha convertido al hombre en un sujeto de mercado. Con la globalización ha reducido la variedad, instaurando los monopolios que ya no son regionales sino internacionales. Ha querido eliminar las diferencias individuales y define al hombre como un ser para el consumo. Todo es mercancía hasta el arte se ha convertido en la industria cultural. El tener es el ser, la filosofía se reduce a los libros de superación sin más ontología que un disfrute falaz.

El socialismo ha sido la gran catástrofe; aunque sigue subsistiendo como una utopía en donde muchos quisieran encontrar la felicidad; porque de eso se trata de encontrar la felicidad; sin embargo, ha representado una especie de edad media que ha querido controlar el pensamiento de las personas que lo profesan según los lineamientos de los grandes líderes quienes son los que imponen a las naciones su sello personal.

Ni para dónde hacernos.

Hace falta volver a generar pensamiento y no encerrarnos en lo que ya culturalmente tenemos catalogado en este juego absurdo de buenos y malos. La solución al complejo problema social no la hemos encontrado. No creo que en ninguna parte exista la libertad, eso es un sueño. No creo tampoco que pueda existir, no de la forma en que la proclaman. Sin embargo, con los elementos con que contamos podemos acercarnos a nuestras aspiraciones, a nuestras utopías. Por lo menos a planteárnoslas, si no queremos perder lo poco que nos queda de humanidad.

(Disculpen, la semana pasada puse un haya en lugar de un allá. A veces pasa. Como no soy perfecto a diario busco la perfección).

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