Dicen que en la democracia, la época de elecciones es el tiempo donde el ciudadano común y corriente, como usted y yo, puede ejercer su derecho y su deber de participar en el gobierno, eligiendo a aquellas personas a quienes considera representan sus intereses y puede influir para concretar su realización.
Hay que elegir a alguien, de eso no cabe la menor duda, el problema es ¿a quién? ¿Qué sucede cuando en la democracia no se encuentra quien llene los requisitos de nuestros deseos, cuando es confusa la personalidad de quien se ofrece para cumplir con el cargo? No nos queda más que elegir de lo que se ofrece, porque fuera de ahí no hay más. El sistema mismo no lo permite. ¿Candidatos fuera de los partidos políticos? creo que ya se discutió y creo que no es posible. Dice el dicho: "puedes elegir entra la de fideos o la otra, y la de fideos ya se acabó".
En la situación en la que está el país eso resulta volver a la tragedia, donde el destino es ineludible; el personaje trágico forzosamente ha de perecer aunque haga hasta lo imposible por tratar de evitarlo. Ya está escrito, y en nuestra democracia ya nos lo tienen escrito. Estos son los candidatos que hay y no pidas de otras sopas.
Claro que el inconformismo se nota en los mismos partidos donde dos o tres contienden por el puesto. Esta vez no hay candidatos de unidad porque resulta un error vivir fuera del presupuesto y nada se pierde con probar. Algunos han de pensar que los partidos están para su exclusivo servicio; o sea que, por medio de ellos accedes al servicio público y cuando se te acaba una chamba buscas la siguiente y así vas hilando de chamba en chamba. Te acostumbras, no te puedes quedar sin ella, en tu familia te seguirán pidiendo un nivel de vida y entonces es cuando intentas ignorar a los demás quienes también le hacen su luchita y quieren ascender a la gran montaña de las chambas con la idea de que nunca se le acabarán. Un partido, entonces, deja de ser un conjunto de personas que comparten una misma ideología con el fin de conseguir un ideal o fortalecer una utopía, para convertirse en un campo de batalla entre personas que buscan la chamba que les dé la entrada suficiente para obtener un nivel de vida social y material.
Esto provoca los dimes y diretes, los arrojados y los seguros, el circo de todas las pistas que quieran que se gastarán el dinero de nuestros impuestos en sus propias precampañas para hacernos creer que son los iluminados quienes habrán de terminar con nuestros problemas.
Pero precisamente ese es el punto, son éstos los que de alguna manera u otra han estado en los puestos públicos en el tiempo que se han generado los problemas que sufrimos hasta ahora y quienes se han mostrado incapacitados para resolverlos, o quienes han preferido estar en otra parte en vez de enfrentar al gran toro por los cuernos y combatirlo. Por eso digo yo, es necesaria otro tipo de personas, aquellas que presenten otros métodos e ideas que no se han puesto en práctica hasta ahora, pero de ese otro tipo son las que no hay. El ofrecimiento es de lo mismo, quienes desde sus puestos anteriores han demostrado ser ineptos en la solución de los problemas parecidos por nosotros ahora.
Fulanito y menganito que nos puede ofrecer realmente de nuevo; y por qué, si me lo puede ofrecer ahora, no me lo ha ofrecido antes. Así como se los preguntamos en forma individual, lo hacemos a nivel de los partidos. ¿En qué lugar de México, los problemas van en vías de resolverse? Para donde quiera que dirijamos la vista, no vemos ese paraíso terrenal que nos intentan ofrecer. En cambio, lo que sale a relucir son escándalos, descalificaciones, las zancadillas y todo lo demás.
Entre ese todo lo demás el derroche de dinero que sale de nuestras bolsas. (Por eso habrá que cobrar impuestos de medicinas y de la canasta básica, como antes se decía que se cobraba impuestos de puertas y ventanas, y hasta dela aire que respiramos), (no les des ideas, hombre) para que nuestros políticos lo den a manos llenas y con toda la manga ancha con topes y sin topes, al cabo que pasadas las elecciones, las mismas multas de las que te puedas hacer acreedor serán pagadas con las mismas bolsas del contribuyente.
¿Anuncian nuevas obras cuando no se acaban de pagar las anteriores? ¿Quién va a ser el inteligente que le entre al toro arriesgando su empresa a que el gobierno no le pague? Nos tendremos que seguir tragando más de lo mismo.
