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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

Un sentido para la religión

Lic. José Luis Herrera Arce

En estos días, cuando los valores se van perdiendo y el caos es una amenaza constante, hay que replantearse la manera en como interpretamos al mundo y a la finalidad que tiene nuestra vida. Muchas veces las interpretaciones no se sostienen según las referencias que los soportan, porque la acción no corresponde a la ideología.

En cuanto a la religión, la disonancia es patética; basta recordad a Jesús frente a la Magdalena. Como nos encanta repetir la frasecita: "Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra". ¿Cuántos hay dispuestos a tirar la primera piedra y a juzgar, y a castigar? En la santa inquisición de eso se trataba y aunque no vivamos en esos tiempos, continuamos en lo mismo. Si la gente no es como nosotros deseáramos que fuera, tendemos a rechazarla y a fustigarla.

¿Y qué pasa con respecto a la repartición de los panes y de los peces? Yo creo que dentro de todas las sagradas escrituras, ese pasaje es uno de los más bellos y de los más comprometedores; mandó a buscar quien traía los alimentos, la persona de los cinco panes y el chico de los dos peces hubieran podido decir que eran muy sus panes y sus peces; es más, aprovecharse de la situación y subirlos de precio. En cambio, Jesús les demostró que partiéndolo alcanzaba para todos y que aún sobraba. Ahora, bien es sabido, se tira el arroz al mar para no tenerlo que bajar de precio, porque según la oferta y la demanda eso es lo que corresponde. Hemos separado el mundo de los negocios, de la religión, para que no se estorben mutuamente.

Como éstos hay muchos pasajes más, Jesús en el templo con el látigo corriendo a los comerciantes, porque la casa de Dios no se puede convertir en un mercado, ni tampoco se puede jugar con la culpa para sacar provecho personal. A veces, nos quieren hacer sentir esa culpa para doblegarnos, pero si Cristo no lo hizo, no creo que sea labor de los apóstoles, por el contrario, los mandó a buscar corderos y eso puede significar tantas cosas. El pastor debería ser la confianza y la seguridad para el rebaño. Que de eso, y ser agricultor, sí dijo mucho el señor Jesús, ya que el reino de los cielos es la semilla de trigo que si cae en tierra fértil, puede crecer y dar frutos, la labor de quien lo cultiva es cuidar que no se le acerquen las malas hierbas y lo ahoguen.

Por que la metáfora del deber ser se ve en los frutos. La imagen de la higuera que no los da, se viene a emparentar con todas estas imágenes a las que me he venido refiriendo. Si la higuera no da frutos es mejor cortarla; aunque primero se debe de tener paciencia y darle oportunidad otro año más.

Jesús sabía que el hombre es un ser imperfecto, pero que anda en busca constante de la perfección. A la higuera que no da frutos, le podemos agregar lo del hijo pródigo, aquel que se aparta del camino y que cuando se ve completamente hundido y derrotado dice: me levantaré e iré a mi padre, después actúa, y el padre lo recibe con los brazos abiertos. (Hay que leer la historia de San Agustín de Hipona y la de San Francisco de Asís).

Éstos muy lejos de querer interpretar la Biblia alejado de lo que los textos quieren decir. Si Dios sabía lo que la palabra escrita significaba y nos la dio para comprender su mensaje, no desconoce las posibilidades de la interpretación de un texto. Cuando dijo: "si quieres venir en pos de mí, ve vende todo lo que tienes dalo a los pobres y sígueme", sabía muy bien lo que decía, y si a esto le agregó: porque cuando tuve hambre, me diste de comer, tuve sed me diste de beber, estaba enfermo y me visitaste, etc. Y luego remató con las bienaventuranzas, eso ya nos está hablando de una responsabilidad que debemos de tener con los otros, comenzando con los de nuestra propia familia. Todo esto muy lejos del "ráscate con tus propias uñas", o del dejar hacer y dejar pasar. El compromiso es humano, con la sociedad, con los servicios que hay que prestarle.

Si el pensamiento o la ideología no lleva a la acción estamos en un gravísimo problema. No estamos construyendo la sociedad propuesta a la que nos obligan las enseñanzas del cristianismo. Tan claro que es, pero que nos gusta complicarlo. De palabra decimos no abandonar al Señor, pero antes de que cante el gallo ya lo hemos negado.

Lo único que me queda es desearles Felices Pascuas.

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