Usted paga impuestos y sabemos que de ahí sale el dinero necesario para afrontar los gastos que se derivan de la administración municipal. Por lo general pensamos que es un mal necesario que a toda costa se debe de evitar. Es un estira y afloja por parte de las autoridades y por parte de los contribuyentes para no cumplir con lo que todo mundo debería de cumplir.
En los últimos días hemos presenciado las diligencias que hace la presidencia municipal para que los comercios que se establecieron en el Aeropuerto cumplan con sus obligaciones hacendarias. Pero parece que por estar en terrenos federales esto se quiere manejar de diferente manera y a la vista es una ganancia para una de las partes sin que exista ni siquiera una correspondencia para el pasajero que acude solicitando sus servicios o sus familiares que lo hacen para despedirlo o recogerle; me refiero al estacionamiento que es el más caro de toda la ciudad y que tiene que pagarse por hora; y la misma condición de federal les permite vender los productos en el interior a los precios más altos posibles. Como no hay competencia, este mini monopolio te obliga a pagar. Resulta, pues, inconcebible que ellos no quieran pagar lo que todo comerciante regional paga. ¿De dónde el privilegio?
Otro de los negocios que en ese rubro se ha generado es el de Onapafa o como se llame, organismo encargado de proteger a todos aquellos que compran automóviles en el extranjero y que no pueden plaquear porque no quieren pagar los impuestos correspondientes. ¿En cuánto les venderán esas plaquitas que lucen sus carros? Eso, me imagino, que no llega al fisco de ninguna manera ni colabora para que se construyan calles, caminos, carreteras por donde transitan, ni siquiera para darles mantenimiento. Huelo a negocio de alguien y muy bueno; pero además. A la hora de responder legalmente en una accidente, no se que tanto sirvan esos muebles para amparar daños.
Se habla mucho de que hay causantes cautivos y vivos que siempre han evitado cumplir con sus obligaciones fiscales, a pesar de que puedan pagarlo. Si todos somos ciudadanos, todos debiéramos pagar. ¿En qué nos benefician los privilegios fiscales?
La segunda cara del problema es el cómo se gastan nuestros impuestos. Para principio de cuentas, aunque en teoría seamos una federación, gran parte del dinero se otorga desde el centro. Tenemos Que tener confianza en que las reglas estén claras para poder acceder a él; aunque a veces se dice que los presupuestos no se ejercen en determinados lugares porque no se tiene en regla la manera en que se van a gastar.
Lo segundo es que como del gasto se va en sueldos. ¿El monto de ellos quién los decide? No lo sé. Algunos, los propios quienes se los pagan por eso resultan altos. Claro que si tu le preguntas a quién los recibe te va a contestar que por lo que te entregas al servicio de la patria es muy poca la cantidad que les puedas otorgar. Aparte del sueldo, lo que reciben cuando dejan uno de representación, como el de presidente o el de diputado. No te desamparan ni de noche ni de día. En cambio, te das cuenta de cómo los políticos están prestos para dejar la chamba que tienen para conseguir otra que se les puede ir si no renuncian a tiempo; lo cual indica que no les importa mucho el dejar las cosas a medias o que nadie es indispensable; y que esto de gobernarnos no ha de requerir de mucha ciencia.
Otro rubro en la que se gastan carretadas de billetes es en las propias campañas políticas; que esto de las campañas parecen ser constantes. Por arriba del agua o por abajo, el dinero que producen los impuestos que si se pagan se convierten en dádivas condicionadas a aquellos que están dispuestos a apoyar a determinadas personas para que ocupen puestos políticos. Hacer caravana con sombrero ajeno no tiene ningún chiste. Llega el bulto de cemento y demás materiales de construcción a lo dadivoso de esos políticos que piden tu voto para representarte. El chiste es saber si te representan después, pero eso es materia de otro artículo.
Y ya para quedar bien con todo mundo, se reparte a diestra y siniestra sin importar mucho los resultados financieros negativos que algunas veces se reportan. Que se reparta lo que hay podría ser bueno, pero que se pida o prestado para repartir o hacer obras eso resulta negativo porque los intereses doblan o triplican lo invertido. Posteriormente no hay para seguir creciendo y hay que pagar a fuerzas para seguir subsistiendo. Lo que pasa en Europa algo nos debiera de enseñar. Pero parece que el mundo y no sólo nosotros, no tenemos cabeza para aprender de economía.
Tantas cosas que hay que remediar. Nada más falta quien quiera hacerlo; o que se nos explique.
