Por: José Luis Herrera Arce
Cuando morirse cuesta caro, tengas o no tengas, se nos quiere hacer creer que se comenzará a pensar en que todos los mexicanos tengan acceso a los servicios médicos y a las pensiones después de cumplir los 65 años. El sexenio pasado nos hablaron del seguro popular que también entusiasmó a algunos, pero ese seguro no cuenta con una cobertura amplia y tiene sus asegunes; permítaseme pues dudar de las buenas intenciones de la proposición de esa seguridad universal mientras que no se nos explique la forma en que se llevará a cabo, sobre todo, lo más importante, que se nos informe de dónde van a salir las fortunas millonarias necesarias para que eso pueda realizarse.
Hablar, a los políticos, no les cuesta trabajo. De tanto hablar van perdiendo la credibilidad. Tanto se ha hablado, tanto se ha dicho, que no se entiende la razón de por qué, en los tiempos actuales, sintamos que cada día estamos peor.
Lo he dicho la semana pasada, un viejo que no tenía nada, se ha muerto en un hospital que depende de la universidad, dejando una deuda de 70 mil pesos que una institución de beneficencia tiene que pagar. La realidad es eso y el resto pertenece al campo de la demagogia. Ahora que si eso es un hospital privado que lo digan de una buena vez. Si el propósito es el lucro que lo expresen en su entrada; porque uno se comienza a enterar de diversos casos donde deudas similares han obligado a vender posesiones o ir pagando con todo e intereses durante mucho tiempo.
Hoy por hoy, ahorita, ¿adónde puede irse a morir la gente que no tiene donde hacerlo?
El problema con la democracia no es que se propongan soluciones o se apropien de los bienes de producción para que los maneje el pueblo pensando que con esto se obtendrá un mejor servicio. Ahí tenemos la discusión sobre el petróleo, sobre Simas, sobre la Comisión Federal de Electricidad, que si deben seguir siendo organismos descentralizados o si deben privatizarse. La demagogia no permite tener una perfecta visión sobre lo que acontece y como los temas se politizan, no se pueden practicar las soluciones más pertinentes.
Estos organismos que dependen del gobierno están dirigidos por una persona que por lo general es designada por circunstancias ajenas a las capacidades que el puesto necesita. Por ejemplo; un político, por más buen político que sea, que nunca haya sabido de la industria del petróleo, no puede pasar de buenas a primeras a dirigir Pemex, porque no tendrá la información necesaria para tomar las decisiones más pertinentes en la mayoría de los casos. Pongámonos en concreto: un barco o las cualidades que un barco debe de tener; una herramienta, cualquier herramienta, lo que sea. El señor estará a expensas de que le digan y quien le dice tendrá sus objetivos personales en determinadas decisiones. Para poder llegar a esos puestos primero tendrá que pasar por un proceso dentro de la empresa o empresas similares, para tener experiencia, para conocer; cosa que no sucede.
Habría que aumentarle que esos puestos se ejercen máximo un sexenio. Se sabe de antemano que eso no durará toda la vida sino un tiempo determinado, como todo puesto político, y por lo tanto, de ahí viene el interés de sacar el mayor provecho económico a la oportunidad que posiblemente no vuelva a darse: es fácil concluir que muchos actuarán para su propio beneficio y no para beneficio de la institución o la colectividad.
Estas son las grandes fallas del sistema, sobre todo, si partimos de saber que la corrupción es tema diario en nuestro país. Corrupción es colocar a un policía por la Abasolo a la altura de la clínica del ISSSTE para que esté infraccionando automovilistas durante toda la mañana porque supuestamente van a exceso de velocidad. Es un crucero bastante productivo.
Los presupuestos de las obras se van inflando hasta fortunas millonarias. Las obras se comienzan y no se terminan. Así podemos seguir enumerando, el país está a la deriva. Ya no hay credibilidad.
Es necesario plantearse los grandes problemas nacionales y ser realistas en sus soluciones. Hoy estamos a expensas de grupos políticos que han hecho sus grandes fortunas a expensas de las necesidades del pueblo mexicano. ¿Pacto por México? Pacto por ellos, para ellos.