Dicen que con los impuestos que paga el pueblo mexicano no alcanza; entonces, hay la necesidad de cobrar más, pero también dicen que hay muchas personas que no pagan impuestos por lo del trabajo informal, o por eso de los grandísimos invertidos en algunas fuentes de trabajo. Siguen diciendo: la subida del impuesto afectará a los que ya pagan, a los llamados cautivos. Alguien debe de sacar el país adelante, de otro modo vamos a la quiebra.
Por esto de los impuestos, no hay muchas marchas en la capital. En realidad, la Ciudad de México ya tiene suficiente con los maestros y los de Morena protestando por la Reforma Educativa y por la apertura de la industria del petróleo. ¿Cómo han sobrevivido esas personas económicamente? Dicen que les siguen pagando aunque ya va mucho tiempo que a los estudiantes los tienen sin escuela, porque primero son las luchas sociales y luego tener conciencia de nuestras responsabilidades para con el país.
Dicen que mientras se puede cobrar más, se han de sacrificar gastos no necesarios, como lo es el cultural. Yo no sé por qué razón el cultural sea el gasto más innecesario que existe, o el sacrificable. En una cultura, donde lo importante es la sobrevivencia, ha de ser así. Pero no nos quejemos tanto, hay suficiente oferta cultural, y mientras que la haya, habrá que aprovecharla.
La industria afectada se queja por los impuestos que los afectan directamente, cual debe de ser. Los políticos se han puesto su máscara dura. Deben de cobrar, deben de buscar hasta por debajo de las piedras de dónde sacar más dinero para que el gasto alcance. Si las cosas se arreglan con dinero, entonces ya no son problema; aunque últimamente la fórmula ha dejado de dar resultados. No hay el dinero suficiente para satisfacer a tanta inconformidad. Con lo de los huracanes, las cosas se complican porque es necesario habilitar la infraestructura dañada por la naturaleza, y eso significa muchísimos millones de pesos.
Hay que pagar impuestos. Usted va en su carro del país, pagó la tenencia y las placas. No falta cruzarse con otro carro con placas del Onapaffa; hasta eso bastante vistosas. Y entonces, usted se pone a pensar que en eso de las placas hay un negociazo paralelo, pero está seguro de que los beneficios no llegan a convertirse en calles o carreteras, sino van a parar a los bolsillos de alguien, un listo con un buen negocio. A usted le van a cobrar impuestos sobre la colegiatura y ese señor del carrito sin placas a lo mejor también va a buscar la manera de tener a sus hijos en una escuela de gobierno y se quejará por el mínimo cobro que le hagan, porque la educación debe de ser gratuita para todos.
Y usted paga impuestos, seguros e Infonavit cada mes, y entonces se le ocurre ir al Centro y toparse con todas esas calles cerradas con los negocios que comenzaron en las banquetas de la Hidalgo y se preguntarán si pagan los impuestos similares de los negocios establecidos y se dará cuenta de que no. Una de las maneras de hacerle frente a la crisis es el negocio informal. Cada quien se rasca como puede.
Para acabarla, después lee las noticias y se da cuenta de muchos políticos que han sabido abastecerse bien de billetes, resultado de su gestión política, tanto que se sacrifican por el pueblo, qué bárbaros, y hasta se compran un depa en Kuwait, o sus retoños presumen otras menudencias similares, y nos damos cuenta de la excelente vida paradisiaca de estos políticos que no han sido capaces de resolver los problemas nacionales, porque usted y yo pensamos que la vida va de mal en peor y que sin embargo su costo sube y muy lejos está el volver a la tranquilidad del pasado y a la confianza en el futuro.
Los impuestos habrán de subir, no le quepa la menor duda, no importa que se ponga el riesgo la industria existente, no importa la inestabilidad, no importan los malos servicios ni los políticos voraces, ni tampoco los que hasta ahora no pagan y que deberían de pagar.
Usted pague, hombre. No se queje. Se deben de pagar los impuestos. Es por el bien nacional.
