Las últimas semanas hemos sido testigos, gracias a los medios de comunicación, de las manifestaciones de los normalistas, maestros y estudiantes en distintos puntos del país. En Guerrero los maestros irrumpieron en las instalaciones del Congreso Local y lo hicieron desalojar; al día siguiente cometieron actos vandálicos en las sedes de algunos partidos políticos. Se giraron algunas órdenes de aprehensión en contra de maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG). Pero al poco tiempo de su detención fueron liberados, al parecer por un acuerdo entre este gremio y el Gobierno federal.
En Oaxaca las manifestaciones de los maestros del día primero de mayo, supuestamente estuvieron infiltradas por grupos como el Frente Popular Revolucionario (FPR) y Unión de Jóvenes Revolucionarios (UJR), dicha manifestación provocó que se realizaran pintas en bardas de los particulares, se dañaran algunos restaurantes así como dos bancos. Detuvieron 20 personas, de las cuales al día de hoy, 18 fueron liberadas pues "no se presentaron denuncias de daños".
En el Distrito Federal un grupo de jóvenes con el rostro cubierto tomó la torre de rectoría de la UNAM para protestar porque semanas atrás habían expulsado a algunos estudiantes de uno de los Colegios de Ciencias y humanidades (CCH), que son las preparatorias dependientes de la máxima casa de estudios, pues del 1 al 5 de febrero se agredió a un grupo de trabajadores, para después intentar incendiar la dirección, por lo que fueron remitidos al Tribunal Universitario que determinó expulsar a algunos de estos estudiantes. La Universidad presentó una denuncia ante la PGR, sin embargo a los pocos días la torre de rectoría fue liberada sin intervención dela autoridad y según el rector la denuncia en contra de estos estudiantes no se negocia, esperemos que así sea.
En Michoacán las cosas no son diferentes, los normalistas aun inconformes por la reforma de su plan de estudios, han tomado casetas, carreteras, autobuses y hasta un canal de televisión. Todo lo anterior para hacerse escuchar ante el gobierno. Al parecer por dichos hechos no hay confirmación de detenidos.
Todos los conflictos anteriores se agudizan por la presencia de grupos armados, llamados "autodefensas" que son personas de la sociedad que imponen su ley pasándose el Estado de Derecho. En un principio dichos grupos de personas se habían unido ante la incapacidad de las autoridades por brindar seguridad, pero a las pocas semanas algunos de estos grupos se salieron de control, como en el caso de Michoacán, en donde algunos pobladores aseguran que dichas "autodefensas" están compuestas por miembros del grupo delictivo de "los caballeros templarios" y que cobran derecho de peaje, derecho de vender productos, etc.
El problema es que en algunos poblados michoacanos los artículos de primera necesidad incluidos los medicamentos han escaseado pues no se permite a los proveedores pasar más allá de la "autodefensa" si no pagan.
Por otro lado algunos artículos han duplicado su precio, pues se tiene una cuota especial. El problema ahora sí, es que los michoacanos no saben, en las "autodefensas" quiénes son los buenos o los malos, es decir, cuáles grupos son los que se unen para defender a la población de la inseguridad, ante la incapacidad del Gobierno estatal y cuáles son grupos del crimen organizado. El colmo de dicha situación se evidenció el primero de mayo, al decretar, dicho grupo delictivo de los templarios, ley seca en el Estado, al estar de luto por la muerte de algunos de sus miembros.
Las consecuencias se empiezan a ver en Michoacán: algunas empresas han abandonado el Estado y otras más lo están haciendo. El mismo secretario de Desarrollo Económico en el Estado, Ricardo Martínez Ruiz afirmó que algunos inversionistas lo buscan para preguntarle cómo están las cosas en el Estado para invertir y él mismo menciona que está "difícil".
El sur del país en este momento se está convirtiendo en un polvorín, en el que, si no se pone especial atención puede ir escalando la problemática hasta convertirse en algo más grave, que cueste más solucionar.
Es difícil entender cómo después de tantos años de desgaste por el crimen organizado, se agreguen situaciones de este tipo como las de Oaxaca y Guerrero; esperemos que las cosas se solucionen pronto por el bien de los ciudadanos de esos estados que están resintiendo en su trabajo, economía y seguridad dichas acciones.