Latinoamérica no es una región como Europa o como Asia. Las disparidades en economías y en estrategias de desarrollo son tan grandes que los desempeños de los países difieren de forma radical. En 2012, según las últimas cifras de la Cepal, se registró un abanico de crecimiento que osciló desde el 10.5 por ciento de Panamá hasta el 1.2 por ciento de Brasil. Paraguay, en contraste, tuvo una contracción de 1.8 por ciento.
Moderé ayer la mesa sobre el contexto latinoamericano en el Foro Económico Mundial en la que participaron funcionarios, académicos y empresarios. Ahí se señaló que Latinoamérica no es una región económica como otras. Los países de la zona ni siquiera comercian entre sí, por lo menos no con la intensidad que uno podría esperar por la cercanía que tienen.
El intercambio entre los países de Europa representa el 60 por ciento de su comercio total. En Asia esta cifra es de 40 por ciento. En Latinoamérica se reduce a 18 por ciento. México comercia principalmente con Estados Unidos y no con Centroamérica. Los países sudamericanos lo hacen con la Unión Americana, Europa y China antes que entre sí.
El presidente Ricardo Martinelli de Panamá estaba ayer en Davos para promover el éxito económico de su país, el cual tuvo el mayor crecimiento de Latinoamérica en 2012 con 10.5 por ciento. ¿Cómo se le hace para crecer a ese ritmo? Hay que abrir la economía, responde el presidente Martinelli. Panamá ha bajado impuestos y aranceles. Ha legalizado a los inmigrantes ilegales, lo cual ha promovido su ingreso a la economía formal. Ha invertido fuertemente en infraestructura.
Brasil, en cambio, se ha convertido en una decepción después de varios años de crecimiento sostenido. Las reformas realizadas en la década de 1990, como la apertura de Petrobras a la inversión privada, han tenido ya su efecto. La alta carga fiscal y la ineficiente burocracia hacen hoy sentir su peso. El problema no es sólo ya de coyuntura, no es producto simplemente de la desaceleración en las compras de minerales de China, sino de fondo. La economía brasileña mantiene una serie de restricciones de mercado, barreras a la importación y subsidios que disminuyen su productividad.
Perú, con crecimiento de 6.2 por ciento en 2012, Chile, con 5.5 por ciento, y Colombia, con 4.3 por ciento, son países que están teniendo resultados positivos. México, a pesar de sus muchos años de decepcionante desempeño, ha recuperado el paso en los últimos tres años. En 2012 alcanza una expansión de 3.8 por ciento. Según los especialistas en Davos, México tiene todo para mostrar una expansión sostenida en los próximos años, especialmente si se completan las reformas estructurales. Ojalá. Aunque como me dice un empresario mexicano, "En tierra de tuertos…"
Tener buenas políticas económicas es importante. Chile ha logrado positivos desempeños económicos aun en períodos de bajos precios del cobre, mientras que Venezuela ha trastabillado incluso en tiempos de altos precios del petróleo. Pero la historia reciente demuestra que otros factores son tan importantes o más. Brasil pudo crecer a buen paso durante años porque vendía minerales a China; México tuvo dificultades porque competía en productos manufacturados con China. Nada de esto tenía que ver con las políticas económicas.
Latinoamérica no es un tema de gran interés en Davos. La crisis económica en Europa es el asunto que más atención genera en el Foro. Pero las lecciones de Latinoamérica son importantes para el puñado de latinoamericanos que hacen el largo viaje al Foro. Y una de ellas es que, a pesar de los lazos de la geografía y la cultura, esta zona del mundo no ha logrado consolidarse ni siquiera como una verdadera región económica.
LA FOTO
Me encuentro en los pasillos del Foro a Ernesto Zedillo y a Felipe Calderón conversando entre sí. "Es la foto del día" les digo. Los dos se ríen. Para que no quede duda les tomo una foto y me tomo otra con ellos.
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