Migración. Organizaciones promigrantes han mostrado optimismo por el paso que se dio en EU.
Tras afirmar que "llegó la hora" de corregir las deficiencias en las leyes de inmigración, el presidente Barack Obama presentó ayer una excepcional muestra de bipartidismo entre la Casa Blanca y legisladores del Senado sobre los planes para poner a millones de inmigrantes no autorizados en la senda de la ciudadanía, castigar a empresas que contraten a personas que no tengan permiso para estar en el país y reforzar la seguridad en las fronteras.
Pero las propuestas tanto de la Casa Blanca como del Senado para resolver un tema complejo y muy controversial carecen aún de los detalles principales.
Y de antemano emergen obstáculos potenciales sobre cómo estructurar el camino a la ciudadanía y si un proyecto incluiría a parejas del mismo sexo. Todo ello representaría un escollo incluso antes de que una medida del Senado pueda ser debatida, aprobada y enviada a la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos donde es probable que la oposición sea mayor.
Obama, en el corazón de un suroeste muy hispano, dijo que el Congreso muestra "un deseo genuino de resolver esto pronto". Pero, consciente de que los esfuerzos previos sobre inmigración han fracasado, Obama advirtió que el debate sería más difícil mientras más se acerca a una conclusión.
"La pregunta ahora es simple", dijo Obama durante un acto que parecía de índole proselitista en Las Vegas, una semana después de haber juramentado para un segundo período en la Casa Blanca. "¿Tenemos la determinación como personas, como país, como gobierno para finalmente dejar este tema atrás? Yo creo que sí".
Obama se llevó el triunfo en Nevada, en buena medida gracias al apoyo de los hispanos. Poco después de que Obama terminó su discurso, surgieron algunas fisuras entre la Casa Blanca y el grupo de ocho senadores que planteó las propuestas un día antes que el mandatario.