No es la inflación; difícilmente podría esta más baja (3.7%); no es el crecimiento económico; estamos creciendo arriba de 4 por ciento; no es falta de recursos del Estado, pues los ingresos petroleros dieron literalmente para dar, repartir y dilapidar en todos los estados del país. Pese a todos los indicadores económicos positivos la pobreza extrema en México no sólo no disminuyó sino que aumentó 1.3 millones en los últimos dos años (pasamos de 11.7 a 13 millones). Esto es, a pesar de tener crecimiento económico la economía mexicana genera 1,780 pobres por día. Con estos datos sólo hay dos conclusiones posibles: la política social aplicada durante los últimos 25 años no funciona y segundo, la pobreza en México es una problema estructural de nuestra economía.
Desde que Salinas inventó el programa Solidaridad a fines de los años 80 a la fecha el porcentaje de mexicanos pobres no ha variado sustancialmente. Pelos más o menos cada medición resulta que la mitad de los que vivimos en este país son pobres. Pero en estos 25 años se ha creado una enorme burocracia y han gastado miles de millones de dólares en programas para combatir la pobreza, cuyos resultados se presumen año con año en los informes de gobierno, pero que no han cambiado la realidad. Estamos caminando en una banda sin fin.
La segunda conclusión es todavía más terrible: nuestra economía es una aparato diseñado para generar pobres. Cuando se discutía esto en los años noventa la respuesta de los neoliberales era que justamente para eso estaba la política social, para corregir las injusticias del sistema económico libre y voraz ("liberalismo con sentido social", le llamaban los salinistas). Casualidad o no, que ayer mismo se dio a conocer la noticia de que México mejoró en el índice de las economías más libres (subió cuatro lugares y habría subido más de no ser porque la corrupción aumentó drásticamente). México es hoy una economía más libre con más pobres.
El problema de la economía mexicana, dice el BID es que está basada en los bajos salarios. Y sí: ese sigue siendo nuestro mejor argumento de competitividad, lo cual es, por decir lo menos, vergonzoso. A pesar de todo, México no es un país que tenga problemas de desempleo severos. No es que la situación actual en materia de empleo sea satisfactoria (la verdad es que nunca lo ha sido y seguramente nunca lo será), pero no es ese el gran tema de la economía mexicana como sí lo es de otras. El problema está en que aún con trabajo la gente no puede salir de la pobreza y eso es un asunto estructural.
Ya quedó claro que la pobreza en México no se va a solucionar con política social. Es un problema de política económica, lo cual hace que sea mucho más complejo resolverlo.
