LA TRAGEDIA DEL MARATÓN de Boston parece que ha terminado. Se cerró uno de sus capítulos más dolorosos con motivo del abatimiento de Tamberlan Tsarnaev, el checheno de 26 años, uno de los operadores de las bombas caseras que mataron a tres personas e hirieron a más de 180, y con la detención de su hermano Dzhojar de solamente 19 años de edad.
DESPUÉS DE UNA CACERÍA en las que participaron más de 9 mil policías estatales de Massachusetts, de las policía locales, de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), del Buró Federal de Investigaciones (FBI) y del cuerpo de elite SWAT, los Estados Unidos de Norteamérica dieron una enorme demostración de su alta capacidad, organización y coordinación para la persecución de los delitos y las conductas criminales.
SOLAMENTE les fueron necesarios cinco días para desenredar un caso, que aquí en nuestro México seguramente nunca se hubiera podido aclarar. En esas acciones es muy importante resaltar la participación de la ciudadanía de Boston y de sus suburbios urbanos.
NO OBSTANTE que los mandos policiacos impusieron un toque de queda y un verdadero estado de sitio a una ciudad de 4.5 millones de habitantes, el comportamiento y colaboración de los bostonianos fue realmente ejemplar. A los habitantes de la pequeña ciudad de Watertown se les ordenó recluirse dentro de sus hogares, no salir y solamente abrir la puerta a miembros de las fuerzas policiacas, los ciudadanos permitieron la entrada a sus hogares de las fuerzas del orden público sin ninguna reticencia o incomodo, no como aquí, donde estamos generalmente acostumbrados: "si entran se van a robar los platos".
SI EL ABATIMIENTO de uno de los responsables y la detención del otro se hubiesen realizado en México, los cafés y los contertulios ya estarían propalando las más extrañas y estrafalarias teorías, tales como las siguientes: "Al checheno que fue abatido a tiros lo mataron deliberadamente los policías para que no confesara causas y motivos del bombazo"; "La muerte fue expresamente ordenada por el presidente de la república"; "El que lograron aprehender vivo no es el mismo checheno, lo cambiaron las policías para inculpar a un chivo expiatorio"; "El auténtico checheno ya salió en un avión con rumbo desconocido y protegido por la Secretaría de Gobernación"; "El bombazo de los chechenos no es otra cosa, que un peligroso 'compló' organizado por Carlos Salinas, Televisa y TV Azteca como reacción desestabilizadora en contra de las reformas a las leyes de telecomunicaciones", y así hasta el infinito y en el mismo tono.
LAS ESCENAS que se pudieron ver por televisión momentos después de la detención del checheno herido y una vez que el gobernador del Estado anuncio la terminación de la búsqueda, son únicas. No se recuerda hayan sido vistas antes en ninguna ciudad ni en ningún país del mundo. El pueblo de Boston entusiasmado se volcó en las calles para aplaudir entusiasmado y feliz a sus cuerpos policiacos que regresaban a sus cuarteles.
QUÉ MUESTRA DE CIVILIDAD y de participación ciudadana en un asunto que había agraviado y conmovido al país; Qué demostración de fuerza y capacidad de sus cuerpos policiacos federales y estatales para resolver en unas cuantas horas un problema tan complicado como encontrar dos agujas en un pajar.
DESPUÉS DE VER estas cosas tenemos que sentirnos muy pequeñitos y juzgar a nuestras instituciones aún más pequeñitas. Entretanto aquí en México, un grupo de anarquistas sumado a los maestros disidentes siguen ahogando la Autopista del Sol y estrangulando la economía del destino turístico más importante del país.
NOS GUSTARÍA ver qué harían las autoridades de New York si un grupo cualquiera bloquea el Puente de Brooklyn o el Túnel Lincoln y estrangula la isla de Manhattan; qué harían las autoridades japonesas si un grupo cualquiera obstruye el paso de su tren bala Tokio-Yokohama; qué harían los chinos si en la Plaza de Tinamú un grupo cualquiera la toma por asalto, levanta carpas y pone letrinas móviles. Si en Shanghai un grupo cualquiera bloquea su tren bala. Si en Hong Kong un grupo cualquiera toma los muelles y bloquea los movimientos marítimos de importaciones y exportaciones de mercancías, o si en Berlín un grupo cualquiera toma por asalto el parlamento alemán y le ordena que debe legislar y aprobar un decreto tal y como se lo han presentado los anarquistas sin cambiarle una sola letra o punto.
EL DERECHO DE PROTESTAR y de manifestarse está garantizado por la ley, lo que no está garantizado ni protegido por ley alguna es dañar y violar los derechos de terceros y menos tratar de destruir la economía de un país pobre y además emproblemado.
SIGUEN CALANDO A PEÑA NIETO.