La jerarquía de la Iglesia católica cuestionó "el silencio oficial" en torno a lo que se ha vivido en los primeros cuatro meses del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto: "La escalada de violencia criminal".
Advirtió que "ignorar un problema sólo redunda en agravarlos más, como lo muestran los datos fríos de las estadísticas".
Refirió en la editorial del semanario "Desde la Fe" que las estadísticas del tráfico ilegal de armas hacia la delincuencia organizada en México es "cada vez más alarmante, ya que diariamente reciben un promedio de 700 armas nuevas, de las cuales en el sexenio anterior eran incautadas unas 90 cada día, mientras que el actual gobierno sólo logra interceptar unas 35 en promedio".
Sostuvo que los delincuentes están mejor equipados que las policías municipales y estatales y, en muchos casos, que la Policía Federal, por lo que ha sido necesaria la intervención de las Fuerzas Armadas.
Bajo el título "Desarme mundial, ¿y México?", la Iglesia católica expresó que en el mundo se están tomando decisiones enérgicas para el desarme, mientras que en nuestro país "la situación se agrava ante un silencio cómplice, parecido al de aquellos que se abstienen para no comprometerse".
Citó que el pasado 2 de abril, en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se acordó iniciar la regulación de venta de armas en el mundo, por medio de la creación de un reglamento que norme el comercio global de todo tipo de artefactos bélicos.
Indicó que la reciente intención del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, "para limitar la venta indiscriminada de armas en su territorio, ante las continuas masacres que se han dado a manos de enfermos mentales o jóvenes irresponsables, se trata de propuestas muy tibias e insuficientes".
Por otra parte, durante la misa dominical en la Catedral Metropolitana, el cardenal Norberto Rivera Carrera aseguró que es imposible lograr establecer vínculos de respeto entre los hombres si se quiere regular las mutuas relaciones únicamente con la ley.
El cardenal afirmó que en ningún caso el perdón ni la misericordia significan "indulgencia para con el mal, para con el escándalo, la injuria, el ultraje cometido".
Aseguró que en todo caso la reparación del mal y del escándalo, el resarcimiento por la injuria, la satisfacción del ultraje son condición del perdón. Durante la homilía realizada en la Catedral Metropolitana explicó que muchas veces si se aplica la justicia sin amor y sin misericordia puede volverse injusticia.