Escapando del lugar más feliz de la tierra
Todos hemos visto por lo menos una película de Disney, si no es que decenas, y todos también, en algún momento deseamos visitar el universo fantástico del ratón Mickey. Tal vez el visitar este mundo ya no esté en nuestras prioridades, puede ser que ya hemos crecido y la ilusión se fue, o quizá cambiamos de rumbos estéticos y narrativos, sin embargo, gracias a la magia del cine y a un intrépido director, todos podremos visitar el parque temático más famoso de la historia muy pronto, sólo que el viaje, al contrario de lo que uno esperaría, podrá llegar a ser un poco atemorizante.
Una creación particular y arriesgada
Debido a la inmensidad del cine y las vastas historias que existen, este termina por fragmentarse en muchos tipos, dividiéndose en géneros, corrientes, épocas, etc. Siempre diferenciando a las obras de acuerdo a sus particularidades. De entre todas estas distinciones, hay un tipo de cine muy peculiar por su forma de llevarse a cabo: el cine de guerrilla. Este tipo de cine, se caracteriza por ser de carácter independiente y por manejar presupuestos bastante bajos, además de crearse bajo condiciones muy austeras. Al grabar con este método, las escenas se ruedan rápidamente en lugares reales sin previo aviso y sin necesidad de obtener el permiso de los propietarios de los lugares, por lo que le da una naturaleza aventurera y resistente.
Es precisamente en este excitante apartado del mundo cinematográfico, en donde podemos encontrar una de las más audaces creaciones de los últimos tiempos, la película “Escape from tomorrow (Escape del mañana)” del director Randy Moore. Esta obra es tan arriesgada, que ha sido denominada como la película de Guerrilla por excelencia. Y claro, no puede haber algo más intrépido que el enfrentarse al reino mágico del ratón más famoso del mundo.
Un rodaje secreto
Esta película, fue rodada íntegramente dentro de los parques temáticos Disneyland y Disney World sin ningún tipo de permiso, y además trata sobre temas totalmente contrarios a lo que esta industria millonaria representa, como sexo, pesadillas y muerte, por lo que su realización se convirtió en un dolor de cabeza para la gran compañía del ratón negro.
Esta obra, cuenta el aterrorizante camino que un padre de familia recorre en el “Lugar más feliz de la tierra”, después de recibir la noticia de que ha sido despedido de su trabajo, todo mientras se relata una fantástica sátira del universo de Disney, con una retorcida exposición de perversos planes manipuladores en contra del personaje principal.
El director de la película, Randy Moore, ha comentado que el grabar esta película fue uno de los más grandes retos a los que se ha enfrentado, pues se tuvo que hacer a escondidas, con cámaras portátiles y leyendo el guión desde celulares, además de que tuvo que hacer aproximadamente 20 viajes a los parques con todo el equipo y editar la obra fuera del país, por miedo a que Disney se enterara y tratara de detener el proceso.
Esta película nació de la idea de contar una historia sobre todo lo que representa ir a un lugar como Disneyland, de las mismas experiencias del director al ver como familias enteras se obsesionan por este tipo de parques temáticos. Al ver que la tecnología había avanzado lo suficiente como para poder grabar una película entera sin pedir permiso, se decidió hacerla, dejando en claro que las herramientas para hacer cine que se usan son lo de menos, si se tiene una buena historia que contar.
En contra del sentido común
La película se logró terminar, aún cuando la lógica indicaría que una obra así jamás existiría. A principios de año, se estrenó, con todas las precauciones, en el Festival de cine de Sundance, ya que los directivos del mismo decidieron exhibirla de manera tranquila para no llamar la atención del gigante de Disney. Durante este tiempo, se empezó a especular que tan lejos podría llegar el filme, ya que todos esperaban que se tomaran acciones legales en contra del mismo, sin embargo, esto nunca pasó, pues el director fue lo suficientemente cuidadoso para no mencionar el nombre de la marca y respetar dentro de lo cabe, la ley. Moore dio a conocer que la película está protegida por la doctrina del uso como una parodia y creación artística, por lo que una demanda puede ser difícil de interponer, además, Disney ha mencionado que dejará que la película siga su curso, en lugar de tomar acción legal y darle más publicidad.
La película, a pesar de todas sus inconveniencias, está siendo al fin proyectada en distintos cines comerciales de Estados Unidos, callando a todos aquellos que dudaron de su distribución.
La asombrosa magia del cine
Este trabajo, aún con todo su contenido ideológico, no deja de ser un trabajo de ficción, por lo que, además de asombrarnos con su distintiva posición, deja muy en claro uno de los objetivos más importantes del cine, el de entretener a las personas contando historias apoyadas con imágenes, a la par de incitar la discusión y el análisis.
Es curioso como una empresa tan importante en el mundo del cine como Disney, creadora de cientos de historias mágicas, haya terminado siendo la inspiración para una película tan oscura y diferente que acabó siendo una antítesis de ese encantador universo.
Al final, es imposible no reflexionar sobre las posibilidades que existen en la actualidad para contar historias, además de especular sobre el futuro de este arte y admirar la inagotable imaginación del ser humano.
El presupuesto para hacer esta película fue de $650 mil dólares, el triple de lo que se había pronosticado. Se consiguió gracias a una herencia que recibió el director de sus abuelos.