A primera vista la crisis no se nota en las ciudades españolas. El bullicio y el consumo conspicuo continúan como si nada hubiera pasado.
A pesar de la caída del producto interno desde 2008, España sigue siendo un país rico. En 2012 su PIB per cápita fue de 29,289 dólares nominales, apenas abajo del promedio de la Unión Europea. Esto es casi tres veces más que el de México, que alcanzó los 10,247 dólares en 2012 (FMI).
La enorme diferencia entre España y México es más notable si se considera que en 1950 México tenía un PIB per cápita de 2,365 dólares, superior al de España que registraba entonces 2,189 dólares (Angus Maddison).
Nadie puede negar lo mucho que España ha progresado desde 1950, como tampoco nadie puede cerrar los ojos ante los errores que han sumido al país en una crisis desde 2008 que podría durar todavía varios años.
El problema no fue un exceso de gasto público como en Grecia. España llegó a la crisis con un gasto gubernamental en equilibrio. Su caída fue producto de una burbuja en el sector de la construcción que, al desplomarse, arrastró al resto de la economía. El gobierno rescató a los bancos y esto provocó el déficit de presupuesto.
Hoy el gobierno de Mariano Rajoy está buscando ajustar ese déficit con recortes al gasto y aumentos de impuestos que han profundizado la crisis. Ha habido en particular un incremento brutal del desempleo: de 8.3 por ciento en 2007 a 27.16 por ciento en el primer trimestre de 2013.
En la España de hoy ha surgido una gran diferencia social entre quienes tienen empleo, particularmente los empleos viejos que rara vez se pierden porque la indemnización es impagable, y quienes no lo tienen, especialmente jóvenes en busca de su primer puesto. Los altos costos de indemnización y de contratación crearon una generación de empleos estables y bien pagados, pero han hecho muy difícil la creación de nuevos puestos de trabajo.
El salario mínimo en España es de 645.30 euros al mes (Boletín Oficial del Estado, 31.12.12) en 13 pagas al año. Convertido al salario mínimo en 12 pagas que se utiliza internacionalmente, la cifra alcanza 748.30 euros (Eurostat) o 12,623.82 pesos al mes (a una tasa de cambio de 16.87).
Los altos salarios hacen difícil para España competir a nivel internacional. Pero el problema no es necesariamente el sueldo sino las prestaciones. Un trabajador que empieza a laborar tiene desde el primer momento derecho a un mes completo de vacaciones. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) el salario promedio en España en el primer trimestre de 2013 fue de 1,809.22 euros, pero el costo laboral, que incluye los beneficios sociales, se elevó a 2,480.22 euros.
El seguro de desempleo se ha convertido en un incentivo perverso. Un trabajador con hijos no puede recibir menos de 664.75 euros al mes como seguro de desempleo. Esta cifra es superior al salario mínimo. Un desempleado carece de incentivo para contratarse nuevamente antes de agotar el seguro.
Muchos españoles mayores argumentan que la crisis es producto de la pérdida de la motivación para el trabajo. La generación que sacó a España de la pobreza trabajaba con una enorme intensidad porque no había programas sociales en caso de perder el empleo. Hoy España tiene una red social tan o más generosa que la de cualquier país europeo. Ésta cobija a la sociedad, pero ha eliminado los incentivos para trabajar que permitieron a España, que era más pobre que México en 1950, convertirse en un país desarrollado.
LAJOUS
Roberta Lajous, una diplomática de carrera formada en El Colegio de México y Stanford, será al parecer la próxima embajadora mexicana en España. Su recientemente publicada Historia mínima de las relaciones exteriores de México (1821-2000) (El Colegio de México) es una excelente introducción al tema para los lectores en general… y para los muchos políticos desempleados que son nombrados por el gobierno mexicano a cargos diplomáticos.
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Sergio Sarmiento (Oficial)
