'(…) Cuando era joven, yo era muy supersticiosa, hasta que me di cuenta de que perdía mucha energía en eso”. - PENÉLOPE CRUZ, Actriz.
Las fotos que Penélope Cruz realizó para el calendario 2013 de una importante bebida, fueron las más difíciles que le ha tocado hacer en toda su carrera. Su vestuario y maquillaje estuvieron espectaculares, el fotógrafo que trabajó con ella es uno de los mejores y las locaciones fueron seleccionadas cuidadosamente, ¿entonces cuál fue el inconveniente?... las supersticiones.
Así es, a pesar de ser una de las luminarias más populares y respetadas dentro del gremio artístico, así como una de las más bellas, la española se caracteriza además por las creencias y miedos que llegó a tener durante su juventud.
"(La marca) Campari me contó que la idea detrás del calendario era reírse de las supersticiones, porque en realidad no tienen lógica. No te va a pasar nada si la sal se cae al piso o si ves pasar un gato negro. Y lo que más me gustó es que, cuando era joven, yo era muy supersticiosa hasta que me di cuenta de que perdía mucha energía en eso. La vida funciona mucho mejor si vives el presente y no te centras en las cosas malas que pueden pasar por actos fortuitos. La superstición tiene mucho que ver con el miedo: mientras menos, mejor", dijo.
Sin embargo, la actriz de Vicky Cristina Barcelona no ha dejado del todo ciertas creencias, por ejemplo frota a menudo su cabeza para atraer la buena suerte y alejar los malos espíritus.
Y qué decir de otros famosos que inventan curiosos e irracionales rituales para atraer cosas buenas. Uno de los más supersticiosos era el cantante de ópera Luciano Pavarotti; nunca viajaba los viernes 13, se molestaba si alguien le pasaba la sal sin depositarla primero sobre la mesa; se alojaba en los mismos hoteles y si era posible en la misma habitación, y cada vez que actuaba llevaba un clavo en el bolsillo y un pañuelo blanco en la mano izquierda. Además, estaba seguro de que había piezas operísticas que traían mala suerte y leía cuidadosamente su horóscopo.
El cantante Juanes tampoco es ajeno a esto. El colombiano no pasa bajo las escaleras plegables; si se le cae la sal luego la arroja sobre el hombro izquierdo con la mano derecha; evita la mirada de un gato negro y procura levantarse por las mañanas con el pie derecho. Ricky Martin, en tanto, llama a la suerte todos los días por medio de un pequeño buda de cristal que carga en el bolsillo de su pantalón, el cual aprieta con fuerza. Esta práctica surgió desde que incursionó en el budismo.
Jennifer Aniston, quien se hiciera famosa con su actuación en la exitosa serie Friends, toma sus precauciones antes de viajar: primero pone su pie derecho en la cabina y luego le da un toque a la parte exterior del avión antes de abordar, esto con el fin de llegar felizmente a su destino.
Pero así como hay luminarias que hacen lo que está a su alcance para evitar la mala suerte, hay otras que la retan, ese es el caso de Cameron Díaz, quien cierta ocasión dijo en entrevista para una revista norteamericana que "voló un martes 13 con un gato negro bajo su brazo en plena tormenta" y sobrevivió; aunque se trató de verificar la información con la aerolínea, esto nunca fue confirmado.
Vive su propio calvario
Para Roberto Carlos las supersticiones han ido más allá; aquello que inició con pequeñas acciones para evitar la mala suerte se convirtió en el cantante en un trastorno obsesivo-compulsivo que ha atiborrado de manías su carrera y que desde 2004 lo ha obligado a someterse a un tratamiento.
"En el 2000 supe que sufría de esto. Al principio pensé que podía curarme solo, pero luego me di cuenta de que este problema era algo serio, que también estaba influyendo mi labor como artista", describió el brasileño.
El trastorno obsesivo explica su predilección por los colores azul y blanco tanto en la vestimenta como en su entorno; siempre entra y sale por la misma puerta, no inicia temporadas en vivo o la grabación de algún disco en agosto (mes considerado de mala suerte en algunas localidades brasileñas). También evita firmar contratos durante luna menguante y elude todo lo que guarde relación con el número 13. Se niega a pronunciar palabras como "azar" o "mentira", y ha eliminado de sus conversaciones términos como "infierno" y "maldad".
Aunque muchas reseñas califican al TOC como una enfermedad, en el caso del intérprete su origen radica en una mezcla de creencias religiosas y arranques supersticiosos que con el tiempo fueron configurando un síndrome siquiátrico según lo explicó en 2007 el periodista Paulo César de Araujo, quien editó la biografía Roberto Carlos: em detalhes, considerado el texto más completo en torno al intérprete, pero que fue retirado de las librerías tras una orden judicial impulsada por el propio Roberto Carlos.