Las operadoras de los taxis rosas esperan, desde hace un año, que el gobierno estatal les autorice las concesiones para dejar de rentar las unidades y permitir que más mujeres se incorporen a la prestación de este servicio.
Lo que nació como una inquietud de parte de Angélica Alvarado, de ofrecer una alternativa de transporte a mujeres, niños y personas con discapacidad, se ha convertido en el sustento para 14 familias, mientras que otras 30 están en la lista de espera para obtener un vehículo y ponerlo a trabajar.
De las 14 unidades que prestan el servicio, sólo tres son propiedad de quienes los manejan, y todas las demás son rentadas. Están agrupadas en la Organización de Mujeres Transportistas (OMT) y aunque no cuentan con una base, están por abrir oficinas en la zona centro de la ciudad.