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Exorcismo

Diálogo

YAMIL DARWICH

Luego que Francisco I, declarara que el diablo quiere una guerra civil en El Vaticano, le invito a dialogar sobre un tema que pareciera del pasado y perteneciente a la ignorancia: la posesión diabólica. ¿Será verdad?

El proceso fue enunciado en la Biblia, el Corán y otros textos religiosos, promoviendo "temor a Dios", término mal aplicado, que en realidad se refiere a la renuncia a hacer el mal, mensaje que desgraciadamente ha sido utilizado como presión hacia los hombres para que obedezcan a los ministros y sacerdotes.

Para el caso, sólo baste decir que en los mismos textos se insiste en que Dios es amor; por tanto, contrario al desamor, el mal, otro tema que en alguna ocasión trataremos.

El exorcismo teóricamente es un método religioso de los cristianos para expulsar, sacar o apartar al demonio de la persona u objeto que ha poseído, pudiendo ser demonios, espíritus, etc.

La posesión puede ser total, dominando y actuando a través del poseído o parcial, utilizándolo para alcanzar sus fines. También los objetos pueden ser utilizados. ¿Usted qué cree?

Curiosamente existen descripciones de los íncubos -machos- y súcubos -hembras-, que utilizan la sexualidad para llevarnos al mal, haciendo del sexo el medio ideal para reprimir el impulso natural del amor romántico, gregarismo y entrega del afecto; supuestamente podemos ser sujetos de tal control.

Para los creyentes, el mal es una acción impulsada por el demonio, que como usted recordará, provocó a Eva para que pecara, ésta a Adán y de ahí en adelante los humanos fuimos castigados por ese "pecado original", incluidos usted y yo.

Con el paso de los años, la creencia en posesiones diabólicas ha ido decreciendo, hasta el punto de no ser aceptada por muchos ministros religiosos que, descuidando su existencia y agresividad aplicada contra los fieles, tampoco preparan a personas especializadas para atender tales casos, personajes de la religión que van desapareciendo, poco a poco, con gran pesar de quienes luchan contra el demonio, caso del sacerdote, ahora anciano, Gabriele Amorth, exorcista del episcopado en Roma.

Una versión más ligera es la aceptación del mal como componente de nuestra condición de humanos; al respecto, algunos pensadores dicen que "somos seres orientados para hacer el bien, aunque tendamos al mal", explicándonos esa dicotomía del comportamiento en base a la facilidad que representa no esforzarse y, consecuentemente, alcanzar mayores beneficios con menores esfuerzos.

Es obvio que tomar el camino más corto y fácil es lo más simple; buscar las razones de vivir en términos materiales nos ayudan a no pensar y con ello evitar atormentarnos con nuestros sentimientos de culpa.

Como concluimos algunos profesores en una charla sobre el tema: es "el dulce placer de la inconsciencia" que nos quita del camino de la responsabilidad, trabajo, esfuerzo y hasta culpa, caso del oligofrénico que carece de capacidad para definir lo bueno y separarlo de lo malo.

Carlos Llano Cifuentes, filósofo recientemente fallecido, decía que tenemos la completa libertad de hacer lo que deseemos, todo lo que queramos, -el "libre albedrío" al que se refieren algunos pensadores cristianos- con la salvedad de no tener opción de hacer el mal porque no está previsto en esa libertad y se considera libertinaje.

Si para los creyentes el mal es cosa de influencia de Satán, para los no creyentes es el abuso de la libertad, postura en la que todos estamos de acuerdo.

Expulsar a los "demonios" que tenemos dentro es cuestión del deseo de querer hacerlo, el verdadero propósito persiguiendo la oportunidad para lograrlo; dicho en términos materialistas: atender nuestra vocación de trascender como seres humanos y alcanzar la superación personal, tema que afortunadamente se ha puesto de moda y requirió de una especialidad que llaman "Desarrollo Humano".

La maldad, generadora de lo malo es la parte oscura de nuestro ser íntimo que nos ha acompañado desde que vivíamos en cavernas, cuando temíamos a la noche que nos impedía ver y nos hacía presa fácil de los depredadores, de fracturas por caídas al no distinguir los obstáculos en la oscuridad.

El inconveniente de disgregar a los grupos -lo gregario nos viene de la necesidad de ser fuertes en la defensa- nos llevó a declarar malas aquellas acciones que ponían en peligro nuestra fortaleza cuando la fuerza física era vital para subsistir; el sentimiento de amor filial es también un mecanismo de defensa. ¿Lo concibe así?

Sin duda que el mal existe, además nos ayuda a diferenciar, valorar y tasar el bien y sea la explicación que Usted prefiera -religiosa o materialista- pareciera que cada día, como parte de la lucha por sobrevivir en el mundo depredador que vivimos, tendemos a sopesar a la ligera y aplicarlo en la primera oportunidad en la vida diaria.

Tenemos que hacer conciencia y luchar contra ello. ¿Está de acuerdo?

ydarwich@ual.mx

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