La explosión que el jueves pasado destrozó los primeros pisos de un edificio anexo a la Torre de Pemex no provocó un incendio, según los primeros peritajes de la Procuraduría General de la República, aunque hasta ayer no se tenían las causas del incidente.
La cifra de muertos ascendió el viernes a 33 personas, 20 mujeres y 13 hombres, luego de que se encontraran cuerpos bajo los escombros y algunos de los trabajadores lesionados fallecieron en hospitales donde eran atendidos.
La última persona atrapada fue rescatada ayer al mediodía, tras permanecer casi 24 horas entre escombros.
El procurador Jesús Murillo Karam dijo que la explosión ocurrida en el sótano del edificio B-2 del complejo de oficinas de Pemex, no provocó fuego, pues no hay objetos quemados.
"No hemos encontrado un solo indicio de fuego, en pacientes, fallecidos, ropas. (Hay) papeles enteritos, cosas de plástico que se queman fácil que no les pasó absolutamente nada".
La secretaria de Salud, Mercedes Juan, dijo que ninguna de las 121 personas heridas que fueron atendidas en hospitales fue tratada por quemaduras.
Los primeros peritajes también descartaron una implosión en tuberías de gas, como se manejó en algunos medios de comunicación.
Aunque Murillo dijo que se estudian todas las hipótesis sobre las causas de la explosión, el director de Pemex, Emilio Lozoya, dijo que los primeros indicios apuntan a un accidente.
"Uno puede observar que esto es parte de lo que los expertos refieren como un accidente", dijo Lozoya.
Murillo aseguró que "se trabaja sobre todas las hipótesis (…) vamos a encontrar si fue un accidente, una imprudencia, un atentado, lo que sea".
El área afectada por la explosión mide alrededor de 1,300 metros cuadrados, de acuerdo con Pemex, y en la zona afectada trabajaban alrededor de 250 personas.
El presidente Enrique Peña Nieto decretó ayer tres días de luto nacional por las víctimas de uno de los peores incidentes en la historia de Pemex, aún cuando no fue en sus instalaciones de hidrocarburos.