Es un peligro para el país. Importantes franjas del territorio nacional son ya propiedad de extranjeros que, además, quieren seguir hablando en su propio idioma. Muchos tienen un color de piel diferente al nuestro, pero las autoridades no hacen nada para evitar que sigan comprando tierras en nuestro suelo patrio.
Efectivamente, un porcentaje muy importante de predios en La Jolla, Coronado y Chula Vista en California, así como amplias extensiones a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos, son ya propiedad de mexicanos. Los estadounidenses más conservadores se sienten incómodos ante la invasión, pero las leyes del vecino país, que prohíben la discriminación por origen étnico o nacional, impiden establecer restricciones a estas adquisiciones. Los estadounidenses no ideológicos, además, saben que el capital mexicano que ha ingresado a su país para la compra de casas y negocios beneficia directamente la economía de sus localidades.
Mientras los mexicanos han comprado buena parte del sur de los Estados Unidos, en México se mantiene hasta ahora una prohibición constitucional a la compra de bienes raíces por extranjeros en una franja de 100 kilómetros en las fronteras y 50 kilómetros en las costas. Es tan evidente que esta disposición nos hace daño en lo económico que los políticos nacionales han encontrado formas de evadir las leyes que ellos mismos promulgan. Con fideicomisos de 99 años, por ejemplo, se permite a los extranjeros "comprar sin comprar" propiedades en las costas o fronteras.
Una iniciativa promovida por el diputado sonorense Manlio Fabio Beltrones busca resolver parcialmente esta situación. La enmienda del artículo 27 constitucional aprobada este 23 de abril en la Cámara de Diputados permitiría la compra formal por extranjeros de propiedades en esas franjas de México. Esto podría facilitar una oleada de inversiones foráneas en nuestro país que generaría empleos y prosperidad. Estaríamos compensando los miles de millones de dólares en capitales mexicanos que han salido para compras de bienes raíces en la Unión Americana. El retiro de millones de baby boomers estadounidenses nacidos entre 1946 y 1964 genera, de hecho, una oportunidad histórica para atraer una parte importante de las inversiones en casas de retiro que esta generación está realizando.
Es absurdo, sin embargo, que la iniciativa aprobada por la Cámara de Diputados el 23 de abril, y que pasará ahora al Senado, limite la propiedad al rubro residencial. Los fines comerciales están específicamente prohibidos en la nueva redacción del artículo 27 de la Constitución. Pero eso, ¿en qué nos beneficia? ¿Realmente pensamos que podremos llegar a ser la quinta potencia turística del mundo si prohibimos que hoteleros u otros empresarios extranjeros puedan ser dueños de las tierras en las costas en que realizan sus inversiones en México?
Lamentable ha sido ver a diputados supuestamente progresistas oponerse a esta medida con argumentos conservadores. La verdadera izquierda busca generar oportunidades de inversión que creen empleos y permitan combatir la pobreza. Sostener que el país debe encerrarse en sí mismo para evitar la contaminación de otros pueblos es una posición profundamente conservadora. Pero quizá algunos de los legisladores que hoy se oponen a permitir la inversión extranjera en costas y fronteras están demasiado contentos con sus casas en La Jolla como para aceptar que en nuestro país se genere una prosperidad similar a la de allá.
BANCA
Comienza hoy la 76ª Convención Bancaria en Acapulco. El secretario de hacienda, Luis Videgaray, no podrá presentar la reforma financiera definida en el Pacto por México, la cual está detenida por la disputa sobre el gasto político de la Sedesol. Sin embargo, los propósitos fundamentales de la reforma son muy sencillos: aumentar el crédito y hacerlo más barato. Para eso será indispensable mejorar las facultades de la banca para cobrar sus créditos.
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