Emotiva serenata, en el Día de las Madres.
Los primeros acordes conmueven a los presentes en el salón y despiertan la sonrisa de 34 abuelitas que habitan el Asilo de Ancianas Desamparadas. "A ti que me diste tu vida, tu amor y tu espacio. A ti que cargaste en tu vientre dolor y cansancio", canta el Rebaño Sagrado. Emotiva serenata, en el Día de las Madres.
Jorge "Chatón" Enríquez, Jesús "Chapo" Sánchez, Miguel "Pocho" Ponce... todos siguen los compases marcados por un par de guitarras. No son los más afinados. No tienen voz de concurso. Pero Chivas interpreta esta mañana con algo más importante que eso: corazón. Las ancianitas acompañan la melodía, sonrientes.
"A ti que peleaste con uñas y dientes, valiente en tu casa y en cualquier lugar. A ti rosa fresca de abril. A ti mi fiel querubín"... La canción que hiciera famosa Denisse de Kalafe suena con fuerza. Guadalajara canta y canta. El repertorio de la serenata incluye temas clásicos del Día de las Madres. Se escuchan "Las Mañanitas", "Tres deseos", "Gema" y "Motivos", entre otras.
Chivas se encuentra en el asilo como parte de su semana de labor social, luego del fracaso en el Torneo Clausura 2013, donde no logró siquiera entrar a la Liguilla. Los futbolistas llegan temprano a visitar a las abuelitas, con algunas ausencias, como Rafael Márquez Lugo y Luis Ernesto Michel, que tiene permiso especial, pues se encuentra a punto de convertirse en padre.
El lugar tiene preparado un festejo. Hay pastel. El Rebaño Sagrado lleva regalos. Los jugadores conviven con las señoras. Marco Fabián se acerca a una. Se sienta a su lado. Observa atento. Con las manos, cruza una y otra vez, paciente, tiras largas de plástico blando, para hacer una pulsera. Es su mayor diversión. El futbolista decide ayudarle. Ella le presta, bondadosa, su trabajo. Sonríen.
"A ti te dedico mis versos, mi ser, mis victorias. A ti mis respetos señora, señora, señora"... El Rebaño Sagrado canta con sentimiento. Emotividad que pocas veces se le observa. Hoy son simplemente humanos, no futbolistas. "Señora, señora" es el tema que se lleva el festejo.
Héctor Reynoso, capitán del Guadalajara se inclina para saludar a una de las abuelitas. Hay una andadera junto a la silla donde se encuentra. Es su instrumento indispensable para caminar. Ahora descansa sentada. "El Sansón" se pone en cuclillas para hablar con ella.
"¿Cómo se la está pasando?", pregunta el rojiblanco. Hace un esfuerzo. Reúne aire para responder. "Estoy muy triste porque nadie viene a visitarme. Yo cuidé a muchos niños, así chiquititos. Y ya no se acuerdan de mí", lamenta. La fortaleza del "Sansón" se quebranta. Hay ternura en su mirada.
"A ti mi guerrera invencible. A ti luchadora incansable. A ti mi amiga constante, de todas las horas. Su nombre es un nombre común como las margaritas. Siempre mi poca presencia constante en mi mente", cantan los jugadores, mientras los miembros del departamento de video del Guadalajara rasgan con fuerza las guitarras. Emocionan al salón.
Patricio Araujo entrega una rosa. "Muchas gracias", responde la ancianita. Después, se reúnen todos, para tomarse la fotografía del recuerdo y comenzar la despedida. En fechas donde el sentimiento aflora, basta un detalle para sacar lo mejor de cada ser humano. Esa es probablemente una de las mayores lecciones para el Rebaño Sagrado.
Esta mañana, no importan los grandes regalos. Ni el hecho de que individualmente, su voz esté lejos de ser profesional. Juntos, son capaces de cantar algo que lleva alegría a las ancianitas del asilo. Una serenata rojiblanca para festejar el Día de las Madres.
"Y para no hacer tanto alarde, esa mujer de quien hablo es linda, mi amiga, gaviota. Su nombre es... mi madre", el Guadalajara termina su interpretación. Tres decenas de abuelitas aplauden. La voz ha venido del corazón. El reconocimiento también.