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Fiestas patrias y reformas

OPINIÓN / JAQUE MATE

Fiestas patrias y reformas

Fiestas patrias y reformas

Sergio Sarmiento

Siempre son importantes los festejos patrios. Pero hoy tienen una relevancia especial porque vienen en el primer año de un gobierno que, a través de una serie de reformas, ha tratado de transformar la economía nacional.

Al priista Enrique Peña Nieto, le ha tocado impulsar un ramillete de reformas en su primer año de gobierno. Primero, apoyó una reforma laboral heredada de su predecesor, el panista Felipe Calderón. Después, tras lograr un acuerdo político con el PAN y el PRD, el Pacto por México impulsó una reforma educativa que buscaba eliminar privilegios del sindicato de maestros. La reforma financiera y la de telecomunicaciones estaban diseñadas para incrementar el crédito y la competencia. En los últimos meses el presidente ha lanzado una reforma energética que busca abrir el sector a la inversión privada.

Algunos políticos, particularmente los que siguen teniendo a Andrés Manuel López Obrador como líder, han calificado al presidente de traidor a la patria por estas reformas. Yo opino que quizá algunos aspectos de las iniciativas del mandatario pueden ser cuestionados, pero tienen el rumbo que se requiere para generar un mayor crecimiento económico.

Los juegos políticos perversos, por supuesto, no han terminado. Los priistas que se negaron a hacer una reforma constitucional en materia energética en 2008, y que impidieron por lo tanto una mayor inversión productiva en la industria petrolera, hoy han defendido a capa y espada la propuesta de un presidente de su propio partido para hacer exactamente lo que rechazaron hace cinco años.

Sin embargo, lo que nos dicen las cifras estadísticas es que este país, que con tanto orgullo celebra su independencia, está agobiado por una pobreza inaceptable. Según cifras oficiales, 53.3 millones de mexicanos viven en algún nivel de pobreza. Quienes están en pobreza extrema, aquella en la que una familia ni siquiera puede comprar una canasta básica de alimentos, son 11.5 millones de personas.

La experiencia internacional nos dice que la pobreza no se supera con programas de caridad sino con crecimiento económico, y el crecimiento sólo puede provenir de la inversión productiva. Ésta puede ser pública o privada, nacional o extranjera, pero lo importante es que sea productiva y que se aplique con eficiencia y honestidad.

Las reformas que ha planteado el presidente Peña Nieto, buscan promover la inversión productiva. Por ejemplo, en el caso del petróleo podrían elevar la actual inversión de 26 mil millones de dólares al año, a más de 100 mil millones. Una apertura en la que pudieran participar tanto el sector público como el privado, podría llevarnos a aumentar en 2 millones de barriles diarios la producción de petróleo crudo en la próxima década.

Desafortunadamente, tenemos una clase política con poco conocimiento de la economía. Piensa que con un aumento de la intervención del gobierno en la economía se puede lograr el tan deseado crecimiento económico. También considera que la caridad es suficiente para reducir la pobreza.

Sin embargo, en estas fiestas patrias, deberíamos entender que si bien es importante estar orgullosos de ser mexicanos en cualquier circunstancia, más lo podemos estar si logramos generar un mayor crecimiento que reduzca de manera definitiva la pobreza.

Twitter: @sergiosarmient4

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