Sorprende. En su abanico musical, el álbum pasa de temas con la típica marca Páez.
El tiempo y el amor, dos ejes vitales en la obra de Fito Páez, vuelven a cruzarse en Yo te amo, su nuevo disco.
El tiempo, porque el rosarino anduvo jugando con él: hace poco más de un año fue hacia atrás para traer al presente El amor después del amor, el álbum de 1991. De allí, tras la gira y el álbum en vivo que festejó las dos décadas, y como tomando impulso, sembró 2013 de obra.
Hace unos meses editó, sin hacer muchos aspavientos, su primera novela, La puta diabla, y con éste son tres los discos lanzados en el año; los otros, El sacrificio y Dreaming Rosario, contienen temas que quedaron fuera de álbumes anteriores, en un yin-yang sonoro que reúne en uno, el primero, las canciones más oscuras y dramáticas, y en el otro, editado a beneficio de las víctimas de la explosión en Rosario, las más alegres y luminosas.
Por otro lado, el amor. Porque como en aquel de 1991, desde el inicio el asunto está entreverado en el álbum. Es la "poción mágica, las palabras clásicas" tal como lo define en la canción que abre el disco y le da nombre. Amor de hombre, amor de padre, amor de hijo, amor de amigo.