‘No puedo creer’
En el semáforo que se encuentra en Guadalupe y Chaikovski estaba haciendo alto en mi coche cuando un niño y una niña de entre 2 a 3 años se me acercaron a pedir limosna. Me parece increíble que las demás personas a penas y los voltearon a ver.
Es atroz que estos niños pasen sus días en la calle, en vez de estar en casa aprendiendo a hablar, jugar, disfrutar de la vida. Lo que más me impactó es que su madre estaba sentada en la banqueta esperando que sus hijos hicieran el trabajo por ella, ocasionando lástima y consiguiendo unas cuantas monedas de las personas que tenían el tiempo de voltear a verlos.
No puedo creer que mi país esté tan ciego que no pueda ver cómo, mientras nosotros paseamos en nuestros lujosos automóviles, hay personas, justo al lado de nosotros, pidiendo un poco de ayuda, sólo para comer y sobrevivir un día más y no seamos capaces de voltear nuestras cabezas y decidimos ignorarlos.
No puedo creer que mi país sea tan egoísta que no podamos abrir nuestros corazones hacia estas personas y darnos cuenta que México no está conformado por el 10% de la población con dinero, sino del 100% que día con día luchan para sobrevivir y que no es su culpa haber nacido en un lugar donde la educación, la comida, la vivienda y el trabajo son cosas con las que no pueden contar y es muy probable que nunca alcancen. No puedo creer que el gobierno, teniendo tanto dinero, que seguramente es robado por ellos mismos, hable y difame que hace lo mejor para los mexicanos cuando me encuentro con niños de 2 años pidiéndome para un taco en la esquina de un semáforo.
Con ese dinero se deberían de abrir más escuelas con más cupo para estos niños que viven lo que desgraciadamente les tocó vivir, debería haber más oportunidades de trabajo, más asociaciones caritativas, México debería crecer, y lo único que veo que sigue creciendo es la ignorancia hacia nuestros hermanos y sus necesidades, lo único que crece, aquí en México, es la pobreza.
Mauricio Díaz Campos.
Le pasa de noche
En el problema surgido a partir de la denuncia del dirigente del Partido Acción Nacional, Gustavo Madero, por el uso de recursos públicos para favorecer candidatos del Partido Revolucionario Institucional en el estado de Veracruz, me da la impresión de que a Madero le paso de noche el caso de la denuncia que mismos panistas hicieron en contra del ahora senador Luis Fernando Salazar Fernández por el mismo delito. En aquella ocasión fue primero en las elecciones internas para candidatos a diputados federales y después en las internas para senadores, en las que participó el propio Luis Fernando Salazar que compitió contra Jorge Zermeño Infante.
Me pregunto que estará pensando Zermeño, ¿se estará preguntado porque en el caso de Veracruz, Madero se fue con todo y hasta juicio político está pidiendo contra un gobernador y una secretaria del gabinete federal, y a él ni caso le hizo? Es desconcertante las incongruencias de Madero y los panistas, pues mientras en el caso de Salazar no solicitaron ninguna penalidad, en el caso de Veracruz “se van al baño” pidiendo juicio político; el gobierno panista ni siquiera suspendió a ningún funcionario, mientras que el gobierno priísta suspendió al delegado y corrió a otros seis funcionarios en Veracruz. Los políticos panistas siguen reafirmando que son de doble moral y así es difícil que logren superar la desgracia en que han caído, porque mucha gente se está dando cuenta que el PAN de democrático no tiene nada.
José Jaramillo.