‘Propósitos de Año Nuevo’
Estamos empezando el año nuevo y como es costumbre; la mayoría de los mexicanos ya tenemos nuevos propósitos de vida. Hacer o dejar de hacer ciertas cosas, aceptar o renunciar a otra clase de alimentos, procurar o rehuir a nuevas compañías personales, acudir o abandonar determinados lugares, olvidar o adquirir ciertos hábitos y costumbres, etc.; todo esto para cumplir algún fin. Muy bien, pero cada año es lo mismo, empezamos con renovados bríos y gradualmente por diversos motivos, vamos dejando en el olvido las cosas y los detalles con los que nos comprometimos. El asunto ha sido motivo de estudio de expertos y de gente que sí sabe y ellos, han llegado a muchísimas conclusiones que tienen que ver con el comportamiento humano. La verdad que es un tema muy difícil de discutir porque la última palabra la tiene y siempre la han tenido las “personas del mañana” que asumen compromisos personales a la ligera.
Yo creo que la pérdida o el olvido de los propósitos de año nuevo, nada tiene que ver con la calidad moral de las personas; mucho menos tiene que ver con al valor sustancial de cada uno; tampoco significa que se pierda el valor de la palabra empeñada, ni siquiera es por la fuerza o por la debilidad de nuestro carácter ni por la fuerza de voluntad y por lo tanto no debería terminar frustrándonos ni debería afectar nuestra calidad de vida, mucho menos afectar nuestra felicidad. Los propósitos de año nuevo - desde mi punto de vista muy práctico y personal- se “olvidan” porque se proyectan sobre algo que no existe, sobre deseos, sobre lo que se quisiera ser y esto la verdad es muy difícil y complicado porque se generan a través de expectativas falsas. Los propósitos de año nuevo no se cumplen, porque con ellos pretendemos ser personas diferentes, pretendemos ser otros desde lo externo a satisfacción y aprobación de los demás.
Para que se cumplan fácilmente los propósitos de año nuevo, deberíamos -en primer lugar- reconocer lo que somos como personas, lo que somos como seres humanos en el mismo instante en que forjamos nuestros compromisos. Primero; es importante reconocer nuestros defectos y también nuestras virtudes, estar conscientes de nuestras debilidades y de nuestras capacidades. Es importante saber y estar convencidos de lo que somos nosotros mismos, pero que queremos ser mejores personas, en mejores condiciones, desde nuestro interior –es una fórmula que siempre funciona- jamás pretender ser otros, diferentes y extraños al empaque que ya nos pertenece.
Juan Antonio Aguilar Tello,
Torreón, Coahuila.
Aprovechar los espacios
La apuesta por el programa Moreleando es buena, sin embargo, actividades como éstas deben extenderlas a las zonas de mayores índices delictivos.
Así, la gente que vive en esas zonas tendrá la oportunidad de conocer más y distraerse un poco de tanta violencia y llevarán más cultura y alegría a los niños.
Raúl Pérez,
Torreón, Coahuila.