Una moral crítica
El fundamento ético y moral del proletariado organizado políticamente, que sólo existe hoy de forma marginal: es dejar el estado contemplativo y abocarse a la transformación del mundo. La nueva moral crítica, tiene una concepción del hombre que es la del trabajador socialmente emancipado. Del hombre que pasa a pertenecerse a sí mismo como productor libre asociado, y en que el producto de su trabajo pasa también a pertenecerle.
De esa manera el trabajo creador del individuo cobra su verdadero carácter como una necesidad vital, llevada a cabo voluntariamente y con gozo; deja de ser visto como un castigo, una injusta condena impuesta por otros (los burgueses) y aceptada bajo la presión de la necesidad material, en la que todos los trabajadores viven en el actual sistema socioeconómico.
La moral crítica del proletariado autoconsciente tiene como fundamento la moral negativa de la actual moral positiva dominante. Están ya, en esta conciencia negativa los cimientos de una futura moral positiva dialécticamente superadora.
Obviamente el evolucionismo burgués, no concibe que pueda existir una relación dialéctica de unidad y lucha de contrarios entre la moral positiva burguesa y la moral crítica proletaria; porque para los burgueses no existe un umbral histórico posterior al que ellos pasaron con la revolución francesa de 1789.
La ética y moral positiva burguesa, es pues, una función ideológica o variable histórica dependiente de la lucha de los contrarios, y por tanto, de los resultados de la política como ciencia de las relaciones de poder entre las clases.
Ahora bien, el concepto de lucha de clases, no es un concreto pensado de Marx, pertenece al pensamiento progresista burgués de principios del siglo XIX. Un último párrafo para confirmar, que hoy en día, la ética positiva dominante es un producto histórico, que nace, se desarrolla y consolida al ritmo del avance de la producción capitalista, cuyo concepto de propiedad privada es el fundamento de la ética y la práctica moral burguesa.
El advenimiento del capitalismo, sustituyó a la ética del honor, la lealtad personal y el valor de la palabra dada, propias de la Edad Media (fundadas en relaciones sociales de dependencia directa y pequeñas economías autosuficientes con existencia del intercambio mercantil simple).
Del mismo modo, la actual ética y práctica moral que se finca en la obtención de dinero, como expresión suprema de la libertad personal, tendrá que ceder su lugar en la historia a la ética y a la moral crítica. Sólo entonces se podrá hablar del hombre como ser humano genérico, liberado de toda necesidad natural y social.
Moctezuma Escobedo Hernández,
Ciudadano de Torreón.