Engaño
Mi historia como maestro en la Escuela Pública Soy Héctor Orrante Sustaita maestro desde hace 9 años, durante este tiempo me he preocupado por estudiar, recuerdo que se me recomendó nunca dejar de prepararme puesto que era muy necesario mantenerse vigente, y al igual que los doctores estar renovándose y actualizándose en los conocimientos adquiridos. Debo precisar que nunca fue fácil desde mis estudios en la escuela normal tuve necesidad de trabajar para completar mis gastos, pude disponer de la beca ofrecida por la escuela normal luego de un año dentro de ella y los demás fueron costeados por mis padres, estudie para maestro de primaria porque llegue a sentir vocación para serlo y además porque la escuela me quedaba cerca y porque los estudios eran muchos más baratos que estudiar alguna carrera en algún tecnológico; desde ese momento considero que el inició mi gasto en la educación. Posteriormente al terminar en 2003 la escuela normal en el Instituto de Estudios Superiores de Educación Normal “Lázaro Cárdenas del Río”, descubrí que me esperaban los gastos reales, pues al conseguir trabajo cubriendo algún interinato salí a trabajar fuera al municipio de San Luis del Cordero y debía pagar renta, comida, trasporte y también mi primer diplomado, cuyo costo era de seis mil pesos y duraba 10 meses en sesiones mensuales desde las 9 de la mañana a las 7 de la tarde, había que almorzar y comer fuera de casa y eso indudablemente era otro gasto más. Ese diplomado fue sólo era el comienzo, en el 2004 tuve la oportunidad de recibir mi base y salir fuera, mi base tuvo un costo de 30 mil pesos, “las plazas no se venden, sólo se negocian”, a muchos nos han costado, gracias a Dios a menos de los que su pudiera pensar, afortunadamente existen líderes sindicales que si se han preocupado por erradicar ese mal. Al salir, a punta de cadena como es que se llama, fui enviado al municipio de Guanaceví a la comunidad de Salsipuedes, mis estudios no podía continuarlos cada mes , de esta manera decidí estudiar una maestría durante los periodos vacacionales en el Centro Pedagógico de Durango, los gastos de esta maestría corresponden a treinta y cinco mil pesos entre los semestres, libros y antologías necesarios, es necesario señalar que fue la opción más económica para realizar mis estudios y que además trabajar en una comunidad de la sierra es un gasto mayor por el traslado hacia donde corresponda trabajar puesto que el acceso y manutención es complejo, aunado a que el incentivo ofrecido en el pago al maestro no llega de manera inmediata, dure un año y medio en la sierra y nunca obtuve el pago, cuando salí de ahí obtuve nueve meses el pago extra en mi sueldo, los meses restantes se quedaron en el ajuste al sistema de pago. La comunidad en la que me correspondió trabajar fue en la San José de Reyes, municipio más accesible por el estado de Zacatecas, que por Durango, ahí tuve grandes compañeros y amigos con una dinámica de trabajo en equipo muy sólida, gracias a ellos los gastos son compartidos y menores, no obstante dos terceras partes del sueldo se van en comida y traslado, el resto había que usarlo para comprar ropa, materiales y pagar más educación; viajar cada semana es muy cansado, se piensa en llegar con la familia y descansar, pero eso no es posible para quienes tuvimos que trabajar fuera, pues hay hacer puntos en diplomados para merecer un lugar en la ciudad. De esta manera tengo cerca de 30 diplomados, afortunadamente sólo el primero costó 6 mil pesos, luego 3 mil y al menos los últimos 10 ya costaban mil quinientos pesos. Muchos diplomados fueron realmente útiles, es indudable que la capacitación de un maestro en sumamente necesaria, pero en realidad pagarse algo que valga la pena es sumamente desgastante en todos los sentidos. Estando fuera fui soltero y batalla para organizarme con mis gastos, nunca vi un carro, ropa bonita o paseos caros, como mis amigos profesionistas, yo deb ía estudiar y pagar mi trasporte y comida. Ahora llevó 3 años trabajando en la ciudad de Gómez Palacio, desde hace tres años pude comprar un terreno y empezar a fincar mi casa, deje de pagar en mis estudios, busque opciones de cursos gratis en línea o los más económicos. En realidad existen muy pocas propuestas. Este ciclo escolar nuevamente hay que buscar cursos para seguirme preparando, pero ya pague el primero, el gasto no se compara con los años anteriores, pero el impacto en mi propia economía es el mismo; los compañeros maestros que tienen hijos deben pensar también en la educación de ellos, y claro pagar de que se necesitan para que sean capacitados. La Reforma Educativa es un gran acierto en demandar calidad en la educación, el error radica en atentar contra la escuela pública, desde que inicie a trabajar como maestro supe que había que prepararse continuamente, sé que es necesario, pero ahora se pretende que también paguemos, junto con los padres la mejora a las instalaciones del lugar en que laboramos, con las “cuotas voluntarias” ya lo hacen y cada año son necesarias e insuficientes. Mi salón de este año, necesita cortineros, vidrios en las ventanas, reparación a las ventanas, rezar hoyos en la pared, pintura general, mejores bancas, un mueble para guardar material e incluso una silla en donde pueda sentarme y no sea un pupitre sin paleta. Hagamos algo por la educación sin lastimarnos. El mito del artículo tercero sobre la “Educación laica, obligatoria y gratuita” se ha modificado, el engaño no puede mantenerse más en algunos medios de comunicación. Defenderé mi trabajo, al que aprendí a amar; y seré el maestro de calidad que se requiere, sin dejar mi calidad de vida a un lado.