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Reflexión

Les comparto una reflexión ante los tiempos políticos que están por venir para nuestra querida Comarca Lagunera, esperando que contribuya en algo a sensibilizar a mis amigos y compañeros que compartimos este espacio en este momento de la historia.

El principal problema hoy día en nuestra comarca, es sin duda la violencia y la inseguridad que nos azotan sin piedad, incidiendo negativamente en la economía, afianzadas y propagadas debido a la corrupción e ineficiencia de todos los niveles de gobierno, y a la indiferencia y apatía de una gran parte de la sociedad civil. Bajo esta premisa, construir la paz es una apuesta social que exige del compromiso y la activa participación de una sociedad que, en este caso, sabe más de guerra, de muertes, de impunidades, injusticias, venganzas y duelos inconclusos, que de caminos de fraternidad y de convivencia armónica y respetuosa. Si no hay justicia, si ésta no recupera su valor sacro, no habrá opciones de paz. Ningún pueblo puede sobrevivir si no hay justicia, pues es precisamente ella la que permite la vida en sociedad; de lo contrario, si no existe esa regulación, no somos más que una horda de salvajes, un colectivo sometido a las reglas de la barbarie, a la lucha del más fuerte, al crimen... la destrucción total.

El humano está en el deber de trascender su estado zoológico para conquistar su verdadera dimensión. Pero promover la paz no es sólo visibilizar la violencia y sus costos; es también lograr que nosotros, cada uno de nosotros, se asuma como sujeto histórico con capacidad para aportar a la transformación de la realidad: debemos ser agentes de paz, aprender a vivir en paz y para ello es vital educarnos para la paz, cambiar el lenguaje, las miradas, las prioridades.

No podemos reconocernos y realizar un Proyecto de Sociedad en Paz si no hemos sido educados para ella. ¿Qué podemos hacer nosotros como ciudadanos para transformar nuestras maneras de relacionarnos con otros, para valorar la diferencia y entender que la paz la hacemos nosotros desde nuestros pequeños ámbitos de acción social, laboral, familiar o personal? ¿Qué estamos dispuestos a hacer, a aprender, a cambiar para poder construir un entorno más amable, humano, que valore la vida y aprenda a dirimir las diferencias a través del diálogo, el reconocimiento del otro en su derecho legítimo a ser otro o apelando a los conductos democráticos que garanticen justicia, bienestar y equidad?

Luego de leer y releer el artículo publicado por el País, titulado Código Rojo en el Norte de México, ante la desgarradora, dura y compleja realidad que ahí se retrata, y que para muchos de los que la vivimos va convirtiéndose en deprimente y aceptada cotidianeidad, me cuestiono: ¿Dónde está el Estado? ¿existe un Estado más allá de la bota represiva, de las mismas mafias políticas de siempre, tricolores, azules, amarillas, verdes y demás, que degradan la democracia, se apropian de las elecciones, las compran y hacen del erario público botín personal? ¿Dónde está la dignidad, el coraje, la trayectoria de lucha, de amor y solidaridad de nuestra gente, que venció al desierto y construyó de la nada una gran comarca?

Mi experiencia personal ha forjado en mí la convicción de que los cambios, los hechos que precipitan las grandes transformaciones sociales, no se logran por decreto, no son los gobiernos de turno los que habrán de impulsarlos, como no los impulsaron los gobiernos que les precedieron, y no los impulsarán de ‘motu proprio’ los que vengan si no se los exigimos contundentemente; debemos ser los ciudadanos verdaderos, las mujeres y hombres de buena voluntad que amamos a esta bendita tierra lagunera, quienes unidos hagamos reencauzar su historia.

De ahí la importancia de aprovechar la oportunidad histórica del relevo de los gobiernos municipales de todos los municipios de nuestra región, en ambos lados del Nazas. Seamos cuidadosos con nuestra elección, pero sobre todo seamos conscientes que ningún liderazgo político basta por sí solo para transformar nuestra dura realidad. Necesitamos empoderarnos los ciudadanos y participar más allá del voto. Hay que organizarse, hay que vigilar, hay que denunciar, hay que proponer, hay que comprometerse. Si no lo hacemos ya, tal vez luego sea demasiado tarde.

Roberto Carlos Robles Medrano,

Comarca Lagunera.

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