El beneficio de la duda
Luego de un receso de doce años calentando la banca vuelve “el nuevo PRI” por sus propios fueros a Los Pinos, al ciudadano común no nos queda más que desearles lo mejor por obvias razones.
Los priistas son seres singulares, quieren hacernos creer a toda costa que ya todo cambió en automático simplemente porque están de regreso, con esos desplantes espectaculares para anunciar simples programas o pactos (muchos ya existentes sólo que con otros nombres) se atreven a afirmar ufanos y sin pudor que ellos ¡sí saben gobernar!
Dicen que prometer no empobrece y en todo caso es tan sólo lo que están haciendo, sin embargo, los grandes problemas nacionales no se resolverán por decreto ni de inmediato. Para empezar a ver resultados paulatinos a mediano plazo se tendrían que concretar antes que nada las grandes reformas que ya todos conocemos y que malamente han estado a la espera en la agenda nacional desde hace años en perjuicio de todos.
Si analizamos con frialdad y la exactitud que brindan los números (que no mienten, pero sí incomodan) los sinuosos, zigzagueantes y desafortunados sexenios priistas desde López Portillo a Zedillo, caeremos en cuenta con facilidad y objetividad que han sido los verdaderos empobrecedores de la población de este país: gigantescos índices de inflación, alarmantes devaluaciones, impagables tasas de interés, enorme déficit fiscal, apabullante deuda externa, etc., fueron tan sólo algunas de “las linduras” tan características de este “telúrico” período tan “trepidatorio” y “oscilatorio” de nuestra historia nacional; (tan solo en el sexenio de MMH el INPC llegó a más del 4,000 % con una devaluación acumulada del peso frente al dólar del 1,443 %).
Ahora, que si entramos en el terreno de lo meramente “subjetivo y cualitativo” tendríamos que recordar lamentablemente: los recurrentes escándalos de corrupción, el acostumbrado y descarado nepotismo, el peculado per se, la casi nula libertad de expresión e inexistente transparencia y democracia, la virtual y utópica división de poderes y “los títeres” del presidente en turno (por no llamarles de otra manera) al frente de los gobiernos estatales, etc.
¿Pero para qué recordar historias tan feas y desagradables?, mejor vamos otorgándoles el beneficio de la duda, sin embargo, el caso Cassez (incompetencia del ejecutivo, pero con posible injerencia por cabildeo), la exoneración del PRI en el caso Monex y la cantinflesca declaración patrimonial del presidente y círculo cercano en donde no se especifican valores y abundan “las donaciones”, pues no son precisamente señales esperanzadoras de cambios sustanciales y alentadores.
Ciertamente el reciente “reventón” de la Maestra millonaria cambia las cosas o al menos (¿temporalmente?) la imagen del presidente, pero al mismo tiempo surgen dos inquietudes inmediatas: qué sigue luego para retomar y redirigir los esfuerzos en pro del progreso de la educación en nuestro país y quiénes serán los próximos “invitados de honor” al siguiente “reventón” a sabiendas que hay una larga lista (por palomear) de candidatos que cumplen puntual y cabalmente con los requisitos para ser considerados a tal festín… se supone que estamos entrando en una nueva etapa de justicia en donde presumen que no hay intocables ¿no es así?
No sabemos si exista un nuevo PRI, tendrán que demostrarlo con hechos… lo que sí es una certeza y nos debe dar cierta tranquilidad, es que afortunadamente México sí es otro.
Jaime Díaz de León.