‘Me llamo EU y soy drogadicto’
Si la gloriosa y admirable nación del norte reconociera algún día que sus muy laboriosos habitantes sufren esta terrible enfermedad. Ciertamente vendrían mejores tiempos para el mundo entero, se reconocería esta enfermedad como un problema de salud pública. Y se trataría con muchos otros enfoques y naciones como México recibiríamos otro trato y no como los villanos del drama. Porque a final de cuentas somos los peones en este gran mercado y los que pagamos este miserable tráfico con más muertos y aquí los laguneros tenemos la desgracia de una muy lamentable ubicación geográfica y al igual que en tiempos de la revolución su posición es estratégica para este infame flujo de mercancía.
Y como las balas son muy democráticas pues nos alcanzan a todos y no únicamente a los interesados.
Dios quiera que algún día esta gran nación acepte su enfermedad. Y cuando esto suceda todo el mundo alzaremos los brazos al cielo porque se acabara la violencia y mientras esto no se de seguiremos en esta terrible situación.
Porque la doble y triple moral de los vecinos es la culpable del diálogo eufemista que se sienten las victimas, además ya no requeriríamos de su ayuda como el plan Mérida y ya no gastaríamos tanto dinero en seguridad pública, por supuesto tampoco habría tantos muertos.
Además sus ayudas son en armamentos que llega a todos los bandos como sucedió con “rápido y furioso”.
Dios nos ayude a todos para que los políticos de todo el mundo traten el asunto sin tapujos y se den las soluciones adecuadas al problema correcto y no las grandes soluciones al problema incorrecto. Y ya no tengamos ciudades en estado de sitio como estamos viviendo; porque además de caro es muy riesgoso para las familias, porque al parecer la única estrategia es: Mandar a las tropas a ver si de casualidad se topan con los feos; porque esta medida equivale a que en cada ciudad se saquen a los bomberos a patrullar las calles a ver si de casualidad se encuentran con el fuego.
Señores por amor de Dios pónganle mas inteligencia al asunto. Y que Dios nos ayude a todos también a nuestros vecinos que acepten su dolorosa enfermedad.
Arturo P. Salas Juárez,
Torreón, Coahuila.
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Atentado en Boston
Tres personas fallecieron, entre ellos un niño de ocho años dentro de este gravísimo atentado. Parece increíble que dentro de la historia de la primera potencia mundial, estos atentados sean una constante.
El atentado de Boston se convirtió en un punto medio de aquel a tentado de 1996 en el Centennial Olympic Park en Atlanta, en donde fallecieron dos personas y resultaron heridas más de 100, y el de 1995 en Oklahoma en donde el autor mató a más de 150 personas.
Esta jornada de terror sume al pueblo estadounidense en una profunda confusión, mientras que les recuerda que permanecen en guerra desde un 11 de septiembre de 2001 y que no cesará en un futuro próximo. Lo que realmente se lamenta, es que los niños, seres inocentes, sufran las consecuencias de un enemigo abstracto de su país.
Maryan Piedra.