Inversiones
En la reciente inauguración de tres filtros colocados en pozos profundos que abastecen de agua potable al ejido El Águila, y las colonias Los Fresnos y Senderos y que costaron 16.7 millones de pesos, el gobernador del estado, Rubén Moreira anticipó la inversión de otros 100 millones de pesos para establecer otros tantos filtros en distintos municipios de la Comarca Lagunera.
Hace sólo unos meses se preveía que la inversión de este tipo de filtros sería de un poco más de 35 millones para aliviar el problema de los 6 o 7 pozos más afectados por los altos niveles de arsénico. Ahora ya detectaron que son otros 16 pozos más que requieren la instalación de dichos filtros, lo que hace suponer que dentro de un año ya estaremos hablando de por lo menos otros 16 pozos que se agregarían a la lista que requieren de dichos filtros. O sea, por lo menos otros 100 millones requeridos. Y así hasta que la totalidad de pozos que abastecen de “agua potable” a las comunidades laguneras sólo funcionen con el caro aditamento que se usa.
Lo anterior no hace más que evidenciar el grave disimulo con que las autoridades están manejando el problema de la sobreexplotación del acuífero. Veamos: los especialistas locales, nacionales e internacionales coinciden en que el aumento paulatino de la presencia de arsénico en el agua extraída del acuífero registrará aumentos sucesivos y peligrosos mientras no se ponga un alto definitivo a la sobreexplotación del acuífero. Mientras más baje el nivel freático, mayores serán los índices de arsénico en el agua extraída.
Esta explicación tan lógica y simple parece que no convence ni a las autoridades del ramo (Conagua) ni a quienes se benefician con el disimulo de dicha dependencia, ni a los políticos, ni a las autoridades estatales que prefieren gastar millonadas en la instalación de filtros, antes que meterle mano a la solución del origen del problema: la sobreexplotación.
De nada tampoco han servido las advertencias de los especialistas en que dentro de dos o tres décadas este problema hará crisis y la región se verá en riesgo de sobrevivencia ya que no es posible que el acuífero soporte indefinidamente la sobre extracción de 400 millones de metros cúbicos anuales, menos aún con los alarmantes períodos de sequía que nos han estado pronosticando.
Nadie hace ya caso del problema. La prensa local da la impresión de que tampoco está verdaderamente consciente del problema ya que sólo esporádicamente se acuerda del asunto, pero sin mostrar ningún asomo de “luz roja” y los llamados “grupos ambientalistas” y los llamados “defensores del agua” lo manejan con demasiada tibieza. Desde luego, estas puntualizaciones incomodan bastante a las mencionadas organizaciones, pero francamente su actuación da la impresión de que una vez que enarbolaron la bandera de la defensa del acuífero, han pasado a un cómodo apoltronamiento mientras el acuífero minuto a minuto sigue a la baja y los pozos envenenados siguen aumentando y la inversión en filtros sigue creciendo año con año.
Todo hace conjeturar de que hay un acuerdo tácito entre autoridades, medios de información, sociedad civil y usuarios del acuífero para mantener las cosas tal como están sin importar las consecuencias. Sin duda este asunto de la sobreexplotación del acuífero lagunero está siendo manejado por los “responsables” con toda la irresponsabilidad característico de la idiosincrasia del mexicano o cultura priista que se nos impuso durante más de 72 años.
Héctor Astorga.