Aprendiendo a amar
Hay que querer, hay que aprender a querer. El hombre ha sido creado por Dios y Dios es amor, pero los humanos, a veces, olvidamos por desmemoriados o por la lacra del pecado de origen, que con tanta frecuencia nos encadena, nos empeñamos en no querer. No queremos aprender a querer.
El aprendizaje es más o menos costoso según las disposiciones que cada uno ponga en el intento de querer. Y podemos si queremos, si encontramos el sentido del amor, que siempre lo consigue el que verdaderamente lo desea. Todo esfuerzo, cuando al final se vence, proporciona satisfacción en el aspecto humano, y aún más cuando redunda en la consecución de algo que da lugar al buen funcionamiento de la maquinaria social, daremos por bien empleado el esfuerzo en el querer.
Aprenden hasta las piedras, que consiguen transformarse en cantos rodados al limar las aristas, que al igual que los hombres, hacemos crujir con nuestras intransigencias e intemperancias.
Aprender a querer, porque el amor es tan hermoso que cuando derramamos sobre los demás, entregamos lo mejor de cada uno.
Alfredo Hernández Sacristán,
Andalucía, España.
Alto a la explotación del acuífero
Desde hace años los ambientalistas mundiales están advirtiendo sobre el mal uso global que le estamos dando al recurso vital llamado agua. “El agua es vida y su ausencia o contaminación significa enfermedad y muerte”. Existen países cuya población sufre terriblemente por esta razón, pero no solamente algunos países de Africa y Asia están siendo azotadas por este mal sino que en todo el planeta, aun en los países llamados “desarrollados” se ha estado abusando de este recurso vital por razones de industrialización, de aumentos de población, de producción de alimentos, etc., etc.
En el caso particular de nuestra Laguna, ambientalistas locales tienen ya varios años que han venido haciendo pública su preocupación sobre el tema e igualmente se han preocupado por invitar a expertos internacionales que de manera reiterada nos han manifestado su desacuerdo por el manejo un tanto cuanto irresponsable y despreocupado que estamos haciendo de nuestro acuífero, sin duda la principal riqueza de la región lagunera y, lo más alarmante, es que vaticinan que si no controlamos la sobreexplotación, en dos o tres décadas estaremos metidos en muy serios problemas de sobrevivencia como región económicamente activa y como un lugar adecuado para vivir.
Por lo anterior y ante la evidente pasividad (de años) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para darle solución a este problema, me estoy dirigiendo de manera personal al C. Ing. Armando García Triana, Director de Cuencas Centrales del Norte solicitándole, en base a mi Derecho de Petición (Art. 8vo. Constitucional) me informe sobre algunos puntos que considero de primordial importancia para conocer en qué forma se está haciendo uso del agua del acuífero lagunero y si su explotación se está realizando de acuerdo a la Ley de Aguas Nacionales vigente.
Héctor Astórga,
Ciudadano de Torreón.