Ilustre maestro
Después de haber leído todo lo que se ha escrito sobre el insigne Don Antonio Irazoqui, quiero recordarlo aquí, como ilustre maestro universitario.
Tuve el gusto, honor y satisfacción, de tenerlo como maestro en la Escuela de Comercio y Administración, hoy Facultad de Contaduría y Administración, cursaba yo el segundo año de la carrera de Administración de Empresas y el licenciado Irazoqui, nos impartía la clase de Economía. Fueron inolvidables esas clases, que más bien eran amenas charlas salpicadas de ejemplos. Nunca habló sobre sí mismo, sino que con su sonrisa perenne y preclara inteligencia, nos daba a entender el papel de los profesionistas que podríamos llegar a ser.
En esa clase no hubo, reprobados ni faltistas, ni mucho menos el atrevimiento a “quincearlo” ya que siempre fue muy puntual.
Lamentablemente, sólo fue mi maestro ese segundo año, y tampoco recuerdo haberlo visto después entre las aulas de la ECA. Más tarde me enteré de la autoría en la ingeniosa columna Nau-yaca, y a partir de entonces, siempre la leí y celebré su humor y sutileza.
Corría el año lectivo 1968-1969, pero ayer como hoy, siempre estará en mi memoria como uno de los mejores maestros que tuve en mi añorada Escuela de Comercio y Administración.
María Asunción Belausteguigoitia,
Torreón, Coahuila.
Yo no les creo
Nuestra clase política nos ha vejado y atropellado tantas veces que he caído en el total desánimo; para mí todos son unos pillos, son unos sátrapas abusones que ni la burla perdonan.
El antiguo PRI era al menos disciplinado, era una maquinaria en la que todos alcanzaban aunque fueran las migajas de los grandes atracos que se orquestaban y ejecutaban desde la presidencia.
En el nuevo PRI la voracidad es tal que como lobos salvajes todos se lanzan a la rapiña sin ningún control; así vemos ejemplos como nuestro estado y nuestro municipio que han sido saqueados hasta dejar en la chilla y en el más aterrador endeudamiento sus finanzas.
El PAN: pues hemos sido testigos que de ser opositores se volvieron paleros y entraron a las peleas arregladas, como la candidata a la presidencia que nunca apoyaron como partido, o aquí en Torreón que teniendo un gallo mandaron a un pollito pío. Por supuesto que debió ser por un jugoso arreglo, antes el dueño de este partido era un señor Espino y ahora es un señor Madero.
Luego volteamos a la izquierda y nos damos cuenta que no existe en nuestra nación y que esos advenedizos chantajistas y chupasangre jamás han tenido en sus ambiciosas mentecillas los grandes y humanísticos propósitos de la verdadera hermosa y auténtica filosofía de izquierda. Luego los niños verdes, ese monumento a la desvergüenza de una familia de vampiros de la nación mexicana, ¡qué barbaridad!
Después pues la morralla de vividores que montan su propio partidillo para obtener ganancias después para rematar el dichoso IEPEC, órgano irresponsable que dilapida los dineros públicos para convencer al ciudadano que legitime con su sagrado voto todo el caldo de rapaces y vividores de nuestra golpeada Patria.
Así pues yo no acudí a las urnas a hacerles el juego y como muchas personas soportamos la nefasta clase política porque no nos queda de otra, pero no nos engañan lo sabemos, ustedes son unos pillos y en su casa los conocen, que son unos pillos y ustedes se ven en el espejo y se dicen: ¡qué bárbaro qué pillo eres! Así pues con mi voto no cuenten o más bien dispongan de él como gusten.
Arturo Pedro Salas Juárez,
Torreón, Coahuila.