Crónica de una elección perdida: el candidato competitivo
En Coahuila, ya se entregaron las constancias a la mayoría de los ganadores, así como a los regidores de representación proporcional y al síndico de primera minoría.
Para Torreón la historia fue diferente. El proceso del recuento de sufragios en 92 casillas, en donde los votos nulos superaban la diferencia entre el primero y segundo lugar, retardó dos días la entrega de las constancias a los triunfadores.
El sábado 13 de julio, la elección queda legitimada con el reconocimiento de los resultados por parte del candidato perdedor: Jesús de León Tello.
Como lo podemos apreciar, estimados lectores, no pasó absolutamente nada que no estuviera dicho o previsto. Las cosas ocurrieron, tal y como se habían pronosticado; ambos partidos PAN y PRI, nos quedaron a deber con los candidatos – ambos contendientes, estaban lejos de ser sus mejores cartas.
En el caso del PRI, no es necesario profundizar mucho en el análisis, sabemos que son expertos en la simulación y el “dedazo” – ellos la llaman disciplina. En el caso del PAN, inexplicablemente eligieron a quien menos popularidad y posibilidades de ganar tenía.
El argumento de los ínclitos dirigentes y líderes morales del PAN, fue que dadas las ineficientes, ineficaces y corruptas administraciones: Estatal y municipal, las condiciones estaban dadas para ganarle a la maquinaria electoral del PRI, sin importar el candidato.
Basados en este precepto, tan simplista, tan infantil, y en una precampaña llena de vicios, prostitución y corrupción, el PAN, entró en una batalla innecesaria e ilógica para la mayoría de los torreonenses.
La soberbia, arrogancia y egoísmo fueron los triunfadores. Los miembros “activos” de Acción Nacional, prefirieron al candidato “competitivo”, como ellos llamaron a, Jesús de León Tello; ante el candidato ganador o preferido y esperado por los ciudadanos de Torreón: Jorge Zermeño Infante.
Tan predecibles eran estas elecciones que hasta la declaración de Jesús de León, culpando a Zermeño de su derrota, estaba prevista.
El grupo de Memo Anaya, culpa a Zermeño, lo acusa de no ser panista de verdad, de no saber perder, de ser un egoísta. Tal vez tendrían razón, si la contienda interna hubiera sido distinta, apegada a los principios y valores que profesa el PAN en su doctrina.
Lamentablemente no fue así, el PAN, desde que probo el poder, se extravía cada vez más y no sólo se aleja de sus principios, sino de sus correligionarios y de la sociedad en general.
Sería interesante saber con certeza, quién llevará la derrota y sus causas en la conciencia, si es que a los panistas les queda algo de conciencia, al grupo de Memo Anaya, con sus prácticas priistas, o a Jorge Zermeño Infante, por no atreverse a ser candidato por otro partido.
El PRI perdió ante el PAN, pero su candidato ganó.
Jesús Gerardo Puentes Blderas,
Torreón, Coahuila.