‘No estoy de acuerdo...’
Varias ocasiones he leído los artículos que escribe el Sr. Sergio Sarmiento en su columna Jaque Mate, en los que emite sus críticas al sistema educativo mexicano. Dicha persona tuvo la posibilidad económica de estudiar en el extranjero al igual que otros columnistas que no están “in situ” con lo que sucede en las escuelas públicas de este nuestro querido México. No pongo en duda su calidad como escritor, pero, alguien que vive y convive con la clase poderosa del país no conoce las carencias de los alumnos, la problemática familiar ni de las instituciones educativas públicas, mucho menos sabe de lo incierto a que cada maestro se enfrenta día a día, sea con alumnos, padres de familia o autoridades superiores.
El Sr. Sarmiento vive en el D.F., una megaciudad con múltiples problemas, a donde el pueblo sediento de injusticias acude para que sean oídas sus demandas. Ciudad que en estos días ha estado en la mira del pueblo porque los maestros de varios estados han ido a realizar bloqueos para protestar en contra de la aprobación de la Ley de Evaluación a los docentes.
En el artículo que publicó El Siglo de Torreón el día 23 del mes actual, menciona textualmente “A los hombres y mujeres, que con la angustia pintada en el rostro tienen que descender del Metrobús por los bloqueos para correr a la siguiente estación, les será muy difícil entender el contexto político que hace que la autoridad acepte plantones cotidianos de muchas horas de duración en el principal cruce vial de la ciudad. Tampoco lo entenderán los empresarios que pierden 100 millones de pesos al día, pero a los que se les sigue cobrando impuestos”.
Me quiero referir a los que con angustia corren a su trabajo y que muchos de ellos dejan a sus hijos en la escuela, donde los atiende un docente. Porque no todos los maestros capitalinos participan en estos hechos. Respecto a los empresarios que dejan de percibir ganancias, habría que citar específicamente a las empresas, porque a varias de ellas el gobierno les condona impuestos y de ese tema no se escriben muchos artículos.
Además sus comentarios son tendenciosos políticamente pues aprovecha para mostrar simpatía hacia una corriente partidista y expresa animadversión por algunos personajes políticos y que conste que no milito en ningún partido político. Por si fuera poco lo anterior, utiliza un lenguaje no apropiado para publicarse en un medio de comunicación honesto, respetuoso y serio como lo es en este caso El Siglo de Torreón.
Criticar en forma constante a los maestros, independientemente de si forman parte del S.N.T.E. que para el caso que nos ocupa ha privilegiado el diálogo con el gobierno y legisladores, en voz del Profr. Juan Díaz, Presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y que ha dicho que incorporar el concepto de calidad a la nueva Ley General de Educación es fundamental.
Será que para él solo existen los maestros del S.N.T.E y los de la C.N.T.E. Estos últimos cuyas características y forma de trabajo conocemos al manifestarse en las calles y exigir lo que consideran justo, excluyendo a los maestros que trabajan en instituciones privadas y que muchos de ellos son mal pagados y no cuentan con seguridad social. ¿Será que considera que los maestros somos los causantes de todos los males de nuestra Patria?
Finalmente quiero manifestar que tan diferente forma de trabajar tenemos los maestros, como distinto el contexto en el que cada uno trabaja. Agregando que quienes educan a sus hijos no son los maestros, son tus maestros, los que te educaron y gracias a los cuales aprendiste a leer escribir a sumar y a multiplicar, ejemplos públicos de los que multiplican son muchos y variados, los que educan a los ciudadanos del presente y del futuro. Los hechos nos demuestran ahora que algunas fuentes de información van con todo contra los maestros, sin importar a qué organismo sindical pertenecen.
Es posible que para los funcionarios educativos, sindicales, empresarios y para muchas personas la palabra de una sencilla mujer que trabaja como maestra en el medio rural no tenga mucha relevancia, ya que no están acostumbrados a enfrentar la cruda realidad educativa, porque quizá sólo en papel la conocen.
Ma. Guadalupe Rentería Barragán,
Gómez Palacio, Durango.