Ejemplo de vida
Partió de este mundo un gran ser humano, Don Elías Zarzar (Salsipuedes), hombre de trabajo, incansable, esforzado y tesonero, también religioso y devoto, jefe de familia, que fue ejemplo para varias generaciones de laguneros; de lo hermoso y gratificante que es el trabajo arduo y cotidiano, que no permite vacilaciones ni distracciones y que la recompensa es el trabajo mismo, sin duda un ejemplo de vida para toda la sociedad.
Hoy vemos, como nuestra nación va hacia el precipicio, por la gran cantidad de personas que buscan las ganancias fáciles y que reciben gran difusión de los medios y que se constituyen sobre todo para los jóvenes como un modelo a seguir.
Muy importante sería para nuestra nación que se le diera difusión a personas trabajadoras y honestas como Don Elías, que son en realidad los grandes héroes que hacen con su trabajo, que nuestra economía funcione, y que se generen empleos y por supuesto impuestos; personas que luchan todos los días con la más hermosa herramienta que tiene el ser humano que es su trabajo, vaya mi muy sincero reconocimiento a ese señorón, Don Elías Zarzar, junto a mis oraciones, para que el Padre Eterno lo abrace con amor.
Con todo respeto y admiración. Hasta pronto Don Elías, me guarda un lugarcito junto a nuestro Señor.
Arturo Pedro Salas Juárez,
Torreón, Coahuila.
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¿Para seguir mejor?
El hombre aquél buscaba afanoso en todos los bolsillos del pantalón algo de monedas para completar al menos unos treinta pesos de gasolina.
La estación de servicio de Los Ángeles como a las 12:30 del día.
Estacionado atrás de su coche yo lo observaba y veía su humilde condición. No era su apariencia, era un hombre de trabajo pues las manchas de grasa y aceite en su pantalón me permitiron concluir que su oficio era mecánico.
El auto había sido rojo hace ya como veinte años atrás y algunos restos de pintura así lo denotaban, ya no brillaba, era como una cubierta roja desgastada la que lo cubría.
Al fín, logró completar para ponerle el combustible, que al precio que está hoy, más tardó el empleado en sacar la manquera de la máquina que lo que tardó en ponerle al tanque. Sin embargo, había algo que me llamó la atención en aquel caballero de la triste figura y fue su playera, verde, verde olivo, ésa sí se veía más nueva que el resto de su ropa.
El hombre aquél, trabajador, esforzado, honesto, humilde casi rascando la total pobreza traía una bonita playera verde.
¡Viva! no todo en ese panorama era desolador, el verde es la esperanza y según los drogadictos también el verde es vida.
Pero, al voltear para subir a su coche ¡oh, decepción! Aquel verde hermoso que daba al frente y denotaba una estela de esperanza en su haber para aquel hombre se vino abajo.
Al reverso de su playera se leía “Para seguir mejor” , “PRI Coahuila”. Si así es seguir mejor... no me imagino lo peor.
Miguel Gerardo Rivera,
Gómez Palacio, Durango.