Mar y tierra
La tripulación de aquella nave se formaba de huérfanos, viudas, pobres, personas que lo habían perdido todo, jóvenes sin futuro, chicas violadas, padres sin hijos.
Hartos del mundo en que vivían decidieron un día hacerse a la mar en la búsqueda, como Colón, no de un continente, pero sí de una nueva ruta que los llevara hacia un lugar llamado... “justicia”.
El mar había sido ensanchado con sus lágrimas y sus remos los formaron con la impotencia de ver cómo han pasado los años y que los causantes de sus males no son aprehendidos.
Las velas de esa nave están hiladas y tejidas con metros y metros de reclamos. Al parecer son muy pesadas, por lo que los vientos del clamor no logran hincharlas lo suficiente.
En la proa, sus anhelos, en la popa, sus desgracias; como bandera llevan una tricolor con un escudo al centro y como capitán... aún no hay capitán.
Las voraces olas del silencio y la ignominia pretetenden detenerlos; pero no hay barca más sólida que la que se hizo con las astillas de su dolor.
Viajarán todos juntos porque de esa forma las penas duelen menos.
Los puertos del norte están infestados de tiburones por lo que saldrán inmediatamente.
No son los ricos, no son los poderosos, ellos son tan sólo los que un día creyeron en el poder de la ley. Sueño mágico común en estos tiempos.
Les han cambiado sus vidas; les han cambiado sus planes, les han dado un motivo para pensar que tras el horizonte puede haber una isla, al menos, de conformidad y esparcimiento donde las familias vuelvan a reunirse sin el temor de ser masacradas.
No tienen capitán porque la desconfianza les corre por la médula, ¿en quién confiar?
Prefieren navegar esperando que el mar trace su futuro, sueño mágico otra vez.
En este país no hemos aprendido que si los males no tocan a los de más arriba, éstos no se resolverán.
El paro de maestros en Oaxaca pega a los niños, no hay de qué preocuparse.
Las Reformas secundarias de la Ley de Educación pega a los docentes, no hay de qué preocuparse.
La Reforma Laboral no toca a los diputados, no hay de qué preocuparse.
La Reforma Hacendaria dice que van a pagar más los que más ganan... ¡ah caray!, ¡ahí sí hay que preocuparse!
Los bandidos jamás aprobarán reformas que les peguen, por lo tanto si la delincuencia no los toca pues tampoco habrá de qué preocuparse.
Por ello la nave que busca la justicia navegará más que las de Colón; tal vez, un día, encuentren esa isla, ojalá y no hallen primero el continente de la corrupción, que es muy grande y está por esa ruta, ya casi todo poblado donde viven como reyes; conviviendo, riendo y gozando los que no van en esa nave, es decir, los que no tienen nada de qué preocuparse.
Los que han hecho sus fortunas con las desgracias de los que buscan “la justicia”.
Dicen que la justicia es ciega...yo creo que los jueces también.
Miguel Gerardo Rivera,
Gómez Palacio, Durango.