Los malos y los perversos
Muy interesante observación sobre los malos en su artículo del muy estimado doctor don Yamil Darwich y su muy atinada recomendación para prevenir y educar a los niños y jóvenes para que no cunda la maldad en nuestra sociedad y que nos invita a sus lectores al diálogo, al cual me anoto con todo respeto y comento lo siguiente:
Toma de muy buen referente de los malos a esas personas que tanto están dañando a nuestra nación, como son narcotraficantes, secuestradores, asesinos, etcétera, lo cual es dolorosamente dañino para toda nuestra sociedad.
Sin embargo también las hay personas perversas que son igual o hasta más dañinos que los anteriores, porque se cobijan de buenos y hasta de próceres sociales, como los políticos, que dañan sin misericordia y que dejan en la pobreza y en el hambre a millones de seres humanos, y muchos mueren hasta de inanición, ejemplo claro el campo aquí en Coahuila, o empresarios poderosos que se chupan el agua para la alfalfa y las vacas, aunque haya personas que no tienen ni para tomar el vital líquido, o empresas fundidoras que nos envenenan con plomo y tenemos el botón rojo a nivel mundial en casos de cáncer y eso está comprobado, con los altos índices de plomo en la sangre de muchos laguneros, sobre todo niños, entre ellos dos de mis nietas y no son los vehículos, porque en el DF hay seis veces más automotores por persona que aquí en La Laguna y no tienen estos niveles de plomo.
También hay profesionistas, como algunos maestros, que hacen más daño a los educandos que beneficio por su gran incapacidad, o médicos que recetan medicina de mordida o inventan enfermedades al paciente para darle una rasurada de dinero, o ingenieros que roban al trabajador y al cliente también, etcétera.
Y por supuesto, infinidad de personas que socialmente parecen buenas pero no lo son, en el fondo son corruptos y mentirosos, y la verdad, todas estas personas generan en sus hijos (a los cuales no pueden engañar y que hacen lo que sus padres hacen y no lo que sus padres dicen) una estirpe de hipócritas, como dice en la Biblia, “Sepulcros blanqueados, por fuera el brillo, por dentro la pestilencia y la gusanera”.
Estas personas toman otra categoría; en el diccionario, peor aún que malos se les puede llamar “perversos”, dañan disfrazados, tras una mascarada de bondad.
Esta hipocresía pública, opino que es socialmente más nociva, porque los niños y jóvenes son jueces implacables, difíciles de engañar, que perciben este mundo de falsedades y toman decisiones muy equivocadas que los llevan a tomar caminos a veces hasta criminales.
Con toda mi admiración y respeto, adjunto estos comentarios al excelente artículo de mi estimado amigo Yamil Darwich.
Arturo Pedro Salas Juárez
Ciudadano de Torreón.