Falta infraestructura hidráulica
Los gobiernos federal y de Coahuila debiesen implementar infraestructura hidráulica para irrigación agrícola a lo largo del cauce del río Aguanaval para aprovechar caudales como los que, esporádicos, desde hace décadas, se presentan para afectarlo todo.
Por ejemplo, en la región de Jimulco y los municipios de Matamoros y Viesca. Tal infraestructura, fuesen presas o represas; bordería de contención, o redes de irrigación, se instala cuando hay la ausencia de lluvias que permite trabajar en el lecho de ríos.
Nada al respecto -puede constatarse- han hecho las autoridades. La del Aguanaval ha sido –es- área olvidada por el mundo oficial pese a que el perímetro, con disponibilidad de irrigación, sería altamente productivo en lo agropecuario en un ámbito donde angustiante es la indisponibilidad de empleo. Recurrentemente sucede que el río Aguanaval, en la Región Lagunera deja desolación, comunidades incomunicadas y…damnificados, y además, daños que las “autoridades” intentan subsanar en medio de situaciones de emergencia en parte generadas por una displicencia oficial perenne.
Los campesinos de la región son los únicos conscientes de lo que el correr de “aguas broncas” significa: Dinero. Saben que la humedad resultante, a la postre, permite siembras y en su momento, cosechas. En tal afán encuadran sus esfuerzos. A la postre, después de inundaciones y daños, aprovechan la irrigación dejada por el Aguanaval para, en su momento, “levantar” cosechas de sorgo -de grano, y escobero-, de maíz o de avena, entre otros.
Por otra parte, ejidatarios como los de Matamoros y Viesca, para, anualmente, producir melón y sandía. Obligados, van cautivos de usureros. No tienen más “respaldo”. Mucho menos la infraestructura hidráulica que permita aprovechar -tanto como sea posible- las esporádicas “avenidas” del río Aguanaval. Así, como aplicadores de “parches calientes” se exhiben una y otra vez, los inscritos en nóminas oficiales, “funcionarios” sin seso para evaluar el potencial que esporádicamente surca el lecho del Aguanaval, región, con su campesinado, olvidada por quienes, según afirman, “gobiernan”.
José María Mena Rentería,
Torreón, Coahuila.
***
Decepción
Hace unos días fui a un banco al Centro a llevar un pequeño donativo a la cuenta de la Cruz Roja y con destino a los damnificados por las intensas lluvias. Llegué al banco pensando que la cuenta de la Cruz Roja estaba muy movida por los laguneros y que tendrían a la mano la cuenta de la Benemérita. Pues no, tuvieron que hacer toda una pesquisa hasta dar con ella (0404040406).
Ojalá que los torreonenses, siempre solidarios ante la desgracia de nuestro prójimo, hayan hecho sus donativos en especie. Como sea, los 250 mil dólares donados por Estados Unidos y los otros 400 mil donados por la OEA, más mi donativo, ya la Benemérita Cruz Roja ya no se verá en situación tan apremiante.
Héctor Astorga.