Prevención del delito
En la Región Lagunera, el 85.8% de la población mayor de edad tiene una percepción de inseguridad en su lugar de residencia. Si se dice que la percepción se convierte en realidad, entonces, para cambiar la percepción, debemos cambiar la realidad. Es preciso, ante todo, redimensionar el término de seguridad, pues más allá de la Prevención Ciudadana Prevención Comunitaria, Prevención Situacional, Seguridad Pública o Seguridad Nacional, de la que tanto hablan todos los días, la magnitud del problema que enfrentamos, debe enfocarse en términos de “seguridad humana”, es decir, de la seguridad que nos otorgue el pleno ejercicio de nuestros derechos humanos. En ese sentido, para cambiar la realidad que hoy nos tiene postrados en un ambiente de inseguridad, es necesario implementar un trabajo de colaboración, en el que se involucren todos los actores del sector público, privado y social, en un ejercicio de participación ciudadana, pues al final del día todos somos ciudadanos y reorientar las estrategias a darle un enfoque que ataque las causas y no las formas en que se cometen los delitos, detectando los factores multicausales que originan esa percepción de inseguridad y establecer estrategias y dinámicas no sólo reactivas, sino proactivas para estar a tono con la dinámica delictiva, para hacerle frente con inteligencia y creatividad. Dicha estrategia debe marcar, la necesidad de intervenir directamente sobre aquellos factores que favorecen el crecimiento de las conductas delictivas y antisociales.
Todo con un esquema de coordinación y planeación que permita entender cómo el delito evoluciona y se manifiesta en nuestra sociedad. La policía, quien es responsable de ofrecer seguridad y protección a los ciudadanos, además de los cambios cuantitativos que ha venido haciendo en términos de elementos y equipamiento, debe implementar una serie de cambios cualitativos, que más allá de sus controles de confianza, logre restablecer la confianza de la ciudadanía en ellos, al reconocerlos como sus mejores aliados en el tema.
La tan ansiada reivindicación de la Policía, debe iniciar por reivindicarse a sí misma, mejorando sus aptitudes, actitudes, estableciendo y respetando protocolos apegados a derechos humanos, para mostrar y demostrar con su trabajo y desempeño, que han cambiado, no sólo en el discurso sino en la acción. Los ciudadanos, debemos corresponsabilizarnos en asuntos de seguridad. Debemos reconocer, ante todo, que tenemos un tejido social resquebrajado, con enormes abismos sociales que conforman el caldo de cultivo perfecto para la problemática de inseguridad y que no podemos, ni debemos, seguir esperanzados en que las autoridades resuelvan las cosas, pues somos parte del problema y debemos ser parte de la solución.
Los medios de comunicación deben fungir, además de entes informativos, como entidades formativas, al incluir de manera sustancial, en sus contenidos, la participación de académicos y expertos en los temas de seguridad y prevención, para que sirvan como intérpretes ante la sociedad del cúmulo de información que surge día con día, que eduque y motive a la sociedad en términos de prevención.
La falta de comunicación que hoy prevalece entre la Policía y la sociedad, y que frena las acciones de prevención, no podrá ser restablecida de manera directa entre ellos, debido al escepticismo y falta de credibilidad que subyace en los sentimientos de los ciudadanos. Por lo anterior, se invita a las autoridades y la ciudadanía a que reflexionen desde cada sector en el que se encuentren emprendan las acciones necesarias para que contribuyamos a cambiar la realidad del mañana y, así, la percepción que hoy tenemos de inseguridad.
Francisco Carranza García,
Comarca Lagunera.