El mito de la sobrepoblación y el aborto
La llamada de Dan Savage, escritor, comentarista y representante del lobby gay, en favor del aborto obligatorio no sólo es completamente ofensivo sino que su pretendida “justificación” -reducir la población mundial- es científicamente falsa.
La supuesta amenaza que representa la sobrepoblación en sí es un mito. Las mismas cifras de la ONU indican claramente que la población se estabilizará en 2020 y luego caerá dramáticamente a partir de 2050. Como informó The Economist, “la fertilidad está cayendo y las familias se están reduciendo en lugares como Brasil, Indonesia, e incluso partes de la India, lugares que la gente considera como repletas de niños. Como muestra el informe, la tasa de fecundidad de la mitad del mundo es ahora 2,1 o menos, el número mágico que es consistente con una población estable y por lo general se conoce como la tasa de reposición de la fertilidad. En algún momento entre 2020 y 2050 la tasa de fecundidad en el mundo va a caer por debajo de la tasa de sustitución global”.
Las advertencias sobre la amenaza planteada por la superpoblación son fundamentalmente defectuosas. En realidad, la subpoblación será vista como el mayor peligro para la prosperidad humana en la segunda mitad del siglo XXI. Como señalaba Jeff Wise, debido a la caída de las tasas de fecundidad, la población de Europa Occidental se mengua de 460 millones a unos 350 millones a finales de siglo. Mientras tanto, Rusia y China podrían perder la mitad de su población.
Se espera que la población humana alcance un máximo de 9,000 millones 2,050 a 2,070 y luego comenzará su declive. “En el largo plazo, del orden de siglos, podríamos estar ante la desaparición literal de la humanidad, escribe Wise, que apunta a un informe de IIASA 2008. Ya se ve que a Dan Savage y a su lobby lo que menos les importa es la humanidad y su futuro.
Pedro J. Piqueras Ibáñez,
Girona, España.
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¡País del que no se habla!
En la China con la que hacemos negocios y que pide un lugar entre los grandes de la Tierra, ha sido enterrado, en secreto, el obispo Pietro Liu Guandong, bandera de la Iglesia que aún hoy vive en las catacumbas. Tenía 94 años, de los que pasó más de 25 en prisión, y otros muchos bajo estricta vigilancia policial. Su único delito fue manifestar su plena fidelidad al Papa y rechazar encuadrarse en las organizaciones títere con las que el Gobierno comunista pretende aún controlar a la Iglesia. Uno de los muchos sacerdotes que ordenó, ha recordado a la Agencia Asia News que Mons. Liu jamás aceptó compromiso alguno que pusiera en riesgo la integridad de su fe católica.
Sus fieles no revelaron el día de su muerte y el lugar de su enterramiento porque la Policía habría impedido que portara sus insignias episcopales en su sepultura, y no habría permitido que se le reconociera públicamente como pastor. Eso pasa en pleno siglo XXI en un país grande, donde no se respetan los Derechos Humanos, pero con quien nadie quiere enfrentarse. ¿No les parece un caso claro de hipocresía?
Jesús Domingo Martínez,
Girona, España.