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Francisco Colorado y sus caballos

GILBERTO SERNA RAMÍREZ

No he examinado bien a bien el expediente en el que fue condenado a 20 años de cárcel por haber cometido el delito de lavado de dinero, quizá lo único que demostraría que es un hombre de bien es el gorro que trae puesto además de que se puso a disposición de las autoridades para responder sin que nada tenga que ver el que se le ligue a afortunado exgobernador, ganador de varios sorteos de la lotería con el premio mayor, pues cada quien escoge las amistades que le son afines. Todo estaba en su lugar cuando aparece en escena un penalista de gran renombre en Estados Unidos que se encargará de hacer su defensa que empezó alegando que su cliente es un empresario exitoso que no requiere meterse en líos con la justicia para obtener ingresos pues lo que se dice que hizo no lo hizo por voluntad propia sino porque fue forzado a hacerlo.

Se dedica al negocio de venta de caballos de carrera. Es, dice la nota que leí, uno de los 14 acusados de lavar dinero con caballos de carreras, sin aclarar si se trata de los mismos o de diferentes hechos. La parte acusadora tratará de probar que conspiró voluntariamente para blanquear dinero. La acusación es que conspiró para lavar dinero.
Él ya es un empresario exitoso. Lo último que desearía es formar parte de un negocio de narcotráfico, de un negocio ilícito o sea de un negocio de lavado de dinero. Aduce que cierto número de personas, que son legítimamente empresarios, fueron obligadas a vender a transferir o a dar sus caballos a uno de los cárteles del narco. Hay tres personas declararon fueron forzadas, las que no pueden declarar porque ya están muertas.

Luego el renombrado abogado dice confía en que el sistema de justicia de su país todavía tiene jueces con integridad, fiscales con integridad moral y abogados defensores comprometidos a seguir las normas de la ética. Agregando: a mí me dijeron en 1972 que la guerra contra las drogas, como se le empezó a llamar, iba a causar corrupción, no sólo de bajo nivel sino a todo lo largo de las fuerzas policiacas, porque el sistema se corrompería, las leyes sobre el narcotráfico se corromperían y serían mal aplicadas. Y eso es precisamente lo que estamos constatando hoy. Bien, no hay que adivinar que el renombrado litigante arroja columnas de incienso a los tribunales de allá y pestíferas alusiones a los de acá.

Si lo dice por lo de la Cassez, o por lo de Raúl o Caro u otros especímenes similares, son golondrinas que no hacen verano. Lo que a mí me consta después de gran cantidad de asuntos ventilados en este país que las injusticias se dan aquí, allá y en cualquier lado, no conozco un país que pueda arrojar la primera piedra. La defensa del renombrado se derrumba a pasos agigantados. El FBI detuvo a Francisco Colorado Jr., hijo del empresario veracruzano del mismo nombre dizque al descubrir sus intenciones de sobornar al juez Sparks. El plan obviamente ranchero, muy ranchero, fue descubierto luego que llamadas telefónicas entre padre e hijo, fueron interceptadas y se supo que ofrecerían un millón de dólares pretendiendo la reducción de la pena, no para que lo dejaran ir a Francia, no para que lo soltaran y le devolvieran sus centavos, no, sólo para que lo soltaran por haberse equivocado las competencias. Y luego viene este renombrado abogado a hablar no muy bien de nuestra justicia. ¡Bah!, ¿allá todos, inmaculados, virtuosos y dignos?

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