EL ESTADO DE COAHUILA y la comarca lagunera pierden a uno de sus mejore hombre: Francisco José Madero González fue, entre otras muchas cosas, el incansable coahuilense que luchó en defensa de la más pura democracia y por el cumplimiento de los ideales que abanderó su tío Don Fráncico I Madero.
FUE POLÍTICO en la mejor y más alta acepción de esa palabra, oficio hoy tan degradado por unos y por otros de los que la practican. Tal es el desprestigio que en nuestros tiempos ha alcanzado esa noble profesión, que las nuevas generaciones la reconocen como sinónimo de corrupción, raterías e inmoralidad.
Pancho, así lo llamábamos cariñosamente todos los que tuvimos la suerte de conocerlo y tratar, era un político en toda la extensión de la palabra y además, muy bueno; fue sobre todas las cosas un hombre honesto tanto en sus convicciones ideológicas como honrado a ultranza durante el desempeño de los diversos cargos públicos que ocupó durante más de cuarenta y cinco años en el servicio público. Tener este tipo de político en nuestros tiempos se ve ya muy difícil.
MUERE A LOS ochenta y dos años de edad después de haber sido Jefe de la Junta Federal de Mejoras Materiales en Torreón, Director del Registro Público de la Propiedad, Presidente Municipal de Torreón, Diputado Federal, Gobernador sustituto del Estado de Coahuila, Senador de la República, funcionario del Infonavit y Director del INSEN en Coahuila.
HASTA SU FALLECIMIENTO y sin capital económico vivía, y siempre vivió, exclusivamente del producto de su trabajo. Hasta el día de su extinción viajaba todos los lunes a la ciudad de Saltillo para cumplir con un modesto encargo burocrático, para regresarse los viernes por la tarde a su casa en Torreón. Un hombre que había sido todo a lo que puede aspirar un político en Coahuila, aun trabajaba a sus ochenta y dos años de edad.
SIN EMBARGO FUE UN HOMBRE muy rico en otros sentidos. Fue rico en amigos, en convicciones, en respetabilidad, por la excelente familia que formó con base en los más altos valores éticos y morales. Solamente su acrisolada honradez lo dimensiona muy por encima de varios de nuestros políticos.
FUE PADRE EJEMPLAR que supo formar, junto con su entrañable esposa María Luisa, una gran familia. Hombre de bien, no tuvo más enemigos que los naturales y gratuitos que surgen de la propia actividad política. Muchos de ellos, finalmente le reconocieron su calidad humana y bonhomía.
Al margen de sus actividades públicas fue un apasionado promotor de los grupos sociales que buscan incidir en el propósito de mejorar su comunidad tales como el Club Rotarios, los Sembradores de la Amista y los 20-30 con los que participó con entusiasmo para lograr sus objetivos sociales y comunitarios.
NOS REUNIMOS CON él los sábado y por muchos años, para desayunar en el restaurante del Crown Plaza y últimamente en el Pronto, para revisar y comentar los acontecimientos sucedidos durante la semana, siempre con la inteligente participación de contertulios como Don Braulio Fernández Aguirre (actualmente delicado de salud pero con su siempre admirable fortaleza), Heriberto Ramos Salas, Manlio Gómez Uranga, el profesor Casas y Rodolfo Mijares Gómez.
Su participación en las charlas de sobremesa siempre se distinguió por su prudencia y tolerancia frente a las opiniones o interpretación, que sobre los hechos o acontecimiento, hacían los demás. Jamás trató de imponer su criterio ni punto de vista. Sus juicios ponderados y equilibrados ganaban finalmente el consenso de sus amigos.
COMO SU TÍO DON FRANCISCO, fue sobrio en su actuar político y brilló sobre todo por su honradez como un hombre de manos limpias. Jamás conoció la prepotencia ni usó del poder para beneficiarse, lucrar o dañar a los demás. Mismo ejemplo que supo inculcar a su familia.
Murió cierto de que se iba como se fue su tíos y su padre el Gral. Raúl Madero: “sin haber visto el México que se imaginó Francisco I. Madero, ese México equitativo, sin desigualdades”.
A PANCHO le es aplicable aquella profunda reflexión: “Cuando un joven muere, es un naufragio,……. Cuando muere un viejo es llegar a puerto”. Francisco José Madero llega a su destino final dejando ejemplo de lo que es ser un verdadero hombre de bien, un virtuoso esposo y padre de familia y un político de excepción.
Descanse en paz el amigo.
gaasoc@hotmail.com